Por César Campoy.
Hay piezas de la historia del Sevdah con las cuales no se negocia. Nos hallamos ante una de ellas. Djevojka sokolu zulum učinila es una de las gemas del legado tradicional balcánico. Uno de esos temas, respetados por intérpretes y público, que forman parte del ADN popular y cultural. Y, para honrarlo y celebrarlo, hemos vuelto a recurrir a la gran dama de la sevdalinka, Nada Mamula; una de nuestras voces más veneradas y mimadas. De ella nos consta una de las primeras versiones publicadas en vinilo.

Canciones y danzas de Yugoslavia
Nos trasladamos a 1961. Ese año, el sello PGP RTB editaba el elepé Pesme i igre naroda Jugoslavije (Iz Dalmacije, Srbije, Makedonije, Hrvatske, Bosne i Vojvodine), un viaje sonoro por diferentes territorios de Yugoslavia, que también tuvo su versión para el mercado internacional bajo el título Yugoslav songs and dances. En esta compilación, la Mamula se encargaba, efectivamente, de Djevojka sokolu zulum učinila, que representaba el folclore bosnio, como se indicaba en la misma carpeta del vinilo. La artista se ponía en manos, nada más y nada menos, que del Narodni Sekstet de Dušan Radetić (en el que militaron figuras de la talla de Boki Milošević), para realizar un homenaje sincero y digno. Ese mismo año, por cierto, el mismísimo Safet Isović hacía lo propio en compañía de la Tamburaški Orkestar de la Radiotelevisión de Sarajevo. De aquella sesión perdura un documento perteneciente al archivo de Radio Sarajevo.

La edición de 1962
No obstante, la interpretación que hoy nos importa, de la propia Nada, data de unos meses más tarde (también fue recuperada, en 1988, dentro del recopilatorio Uz zvuke harmonike, que incluía grabaciones históricas de la cantante, acompañada de acordeón); más en concreto, del sencillo encabezado por Mošćenice vodo plemenita (que ya analizamos desde este foro) editado por Jugoton en 1962. En esta ocasión, el colchón instrumental lo brindaba el Duo Harmonika Braće Petković, es decir, la insuperable pareja formada por los hermanos Jovica y Ratomir Petković. Palabras mayores, ¿verdad? Eso sí, estas no son las únicas interpretaciones, de las que consta grabación, que realizó la gran Mamula, aunque sí son dos de las que fueron editadas oficialmente. Si usted gusta de la minuciosidad, podrá encontrarse, al menos, con otro par de versiones de Djevojka sokolu zulum učinila llevadas a cabo por Nada (una de ellas, a base de tamburica). Con toda probabilidad, nos encontraríamos ante archivos de la fonoteca de Radio Sarajevo. La mayoría de ellos han permanecido ocultos, y no ha sido, hasta después de la guerra, cuando han comenzado a hacerse públicos de manera masiva.

Compilando a ritmo de acordeón
La traducción de este bello tema vendría a ser algo así como La chica hirió al halcón. En su texto se nos presenta una desconcertante e interesante historia. Resulta que la chavala, al prender fuego a una montaña, se metió en un verdadero embrollo. El paraje, por lo visto, estuvo ardiendo durante dos o tres días, hasta que el fuego alcanzó el nido del halcón. Este, tratando de apagar las llamas, se quemó las alas. Mientras los cetreros chillaban desesperados, la maltrecha ave maldijo a la responsable de todo este entuerto: «Que permanezcas soltera por mucho tiempo, y que sufras un dolor largo y silencioso. Que no tengas hijos, ni tomes nunca uno de la mano. Porque me hiciste daño a mí, al halcón«.

¡Firmes! Llegaron los hermanos Petković
En cuanto a la interpretación que nos ocupa, pocas pegas somos capaces de encontrarle. Está la cosa como para ponerse a enmendar la plana a los hermanos Petković. El dúo entra, sin vergüenza, marcando la senda a seguir por una Mamula que irrumpe, como era de prever, firme, merced a ese característico registro hermosamente grave. A lo largo de casi cuatro minutos, los instrumentos de Jovica y Ratomir son capaces de llenar todos los huecos posibles, mientras entablan un agradable y orgulloso diálogo con la voz de una Nada que no se amilana lo más mínimo. El final, elegantemente austero.

Las perlas de Safet
Pero, vayamos con otras interpretaciones a tener en cuenta. Como hemos avanzado, esta Djevojka sokolu zulum učinila se convirtió en una de las piezas fetiche de Safet Isović que, en 1972, decidió que su nueva revisión debía abrir el elepé Sevdalinke – Biseri Bosne i Hercegovine (PGP RTB), que grabó en compañía de la Narodni Orkestar Suada Balte «Bentbaša», liderada por Suad Balta. En 1988, el mismo Isović, con unos arreglos modernos (ay, esas baterías traidoras), volvía a registrar este tema junto a la orquesta del siempre solvente Omer Pobrić. En la línea del tío Safet, Žika Nikolić también tiró de vozarrón para revisitar el tema que nos ocupa. Lo hizo en el sencillo que capitaneaba Tri sestre ljepotice (PGP RTB, 1973). Dos años más tarde, en similar camino se manifestaba Sabrija (o Saša) Šuntić, utilizando nuestro Djevojka sokolu zulum učinila como cara B de su Kunem ti se kajaćeš se (Beograd Disk, 1975).

Saša Šuntić, satisfecho
A estas alturas, el lector ya habrá comprobado, como justificábamos al principio, que nos encontramos ante una pieza de la tradición sonora yugoslava, tremendamente estimada y frecuentada (añadan a la lista que andamos perfilando, también, nombres como los de Zora Dubljević o Zekerijah Đezić…). El mismísimo Zaim Imamović llegó a protagonizar, interpretándola, uno de aquellos maravillosos vídeo-clips grabados para la televisión nacional. Lo hizo, sereno, como siempre, con la maravillosa Počitelj, su querido refugio, como escenario.
En definitiva, no hay cita festiva en la que no suene esta creación, como no hubo década en la que no fuera registrada. Aquellos 70 del siglo pasado, sin ir más lejos, también vieron como Bora Drljača la incluía en su elepé Ti si sve sto zelim (StudioB, 1976), o como Branka Stanarčić y Meho Hrštić hacían lo propio en sus vinilos homónimos del 78 (ambos, con Diskos).

Beba, un seguro de vida
En la década de los 80, el honor recayó, entre otras, en dos voces femeninas destacadas de la tradición balcánica. Mersa Miljković, por ejemplo, dio buena cuenta del Djevojka sokolu zulum učinila en su larga duración S one strane plive (Suzy, 1982), con la connivencia del acordeonista Krešo Filipčić y la orquesta Bijele Strijele. Nuestra respetada Beba Selimović, por otra parte, frecuentó esta gema en diversas ocasiones. Se sabe que existe, al menos, una versión en los archivos de Radio Sarajevo. En 1988, para reafirmarse en su veneración hacia esta composición, decidió volver a mimarla (qué cosas) en los propios estudios de la Radiotelevisión de Sarajevo, para que pudiera ser servida en su elepé Gorom jezde kićeni svatovi (Jugoton). Todo ello, bajo la batuta de Ismet Alajbegović y (fíjense qué pequeño es el mundo: el círculo se cierra) los acordeones de los hermanos Petković, que también llegaron a marcarse alguna versión instrumental.