Mirza Redžepagić: «La dimensión interior de mi ser, mis creencias, son la raíz de mi creatividad»
Nacido en el Sandžak, pero afincado en Sarajevo, este guitarrista es uno de los precursores del arte del flamenco en Bosnia-Herzegovina. Incansable y curioso investigador, también atesora conocimientos sobre los sonidos orientales, en general, y el maqam en particular. Representante de la Asociación Española de Guitarra Flamenca en los Balcanes, en todos estos años ha perfeccionado su técnica en lugares como Andalucía, Irán o Turquía, y se ha embarcado en diferentes proyectos que tratan de fusionar culturas sonoras que, realmente, siempre han permanecido unidas. En una de estas aventuras, NAiRUZ, la música sufí y el flamenco se abrazan
«La espiritualidad, establecer una conexión con lo Divino, es una parte importante de mi vida, y la música es el centro de ese viaje»
«Durante el dominio árabe de la España del siglo VIII al XV, Al-Ándalus se convirtió en el centro cultural, científico y filosófico del mundo»
«La música de NAiRUZ recibió críticas de algunos círculos religiosos conservadores, que repudiaban el baile flamenco en la música sufí»
Por César Campoy.
–Eres un experto en las artes del flamenco y del maqam, pero intuyo que los primeros sonidos tradicionales que escuchaste tuvieron que ver con el sevdah. ¿Cómo fue ese camino, ese proceso, hasta llegar a ser el músico que eres hoy? ¿El sevdah te llevó al maqam, y el maqam te llevó al flamenco?
-Me considero más un explorador que un experto, porque es muy serio calificar a alguien como un experto si no atesora muchos años de trayectoria, y con eso me refiero a una experiencia de décadas en cierto estilo musical, especialmente en el arte del flamenco y el maqam. Así pues, creo que lo que yo estoy haciendo es, en realidad, una exploración constante, descubriendo nuevos artistas y su música, dentro de los sonidos de diversas tradiciones, principalmente de Oriente y la música influenciada por lo oriental. Naturalmente, uno de los primeros sonidos a los que estuve expuesto fueron los del sevdah y la música balcánica. Incluso en mi adolescencia, cuando andaba loco por el rock and roll y las guitarras eléctricas, el sevdah siempre fue la música con la que cerrábamos nuestras tertulias nocturnas en el parque o en las fiestas entre amigos, cuando la guitarra tomaba protagonismo. A medida que crecía y maduraba como músico y como persona, comencé a sentir nuestra música tradicional de una manera más fuerte, tanto artística como culturalmente.
Mi historia con el flamenco comienza con una exploración del repertorio de guitarra clásica, donde me di cuenta de que gran cantidad de la música compuesta para guitarra, y la más hermosa, era la música española, influenciada principalmente por los sonidos flamencos y tradicionales de la Península ibérica. Puse el foco de mi búsqueda en el flamenco por su tremenda técnica, hermosas melodías y formas y ritmos tan desafiantes. Y ello me abrió la puerta de un nuevo mundo de esa guitarra que admiraba, y me propuse pisar ese mundo con todo mi ser musical. A través de la exploración del flamenco llegué a las puertas del mundo del maqam, donde, actualmente, he empezado a encontrarme realmente conmigo mismo, en términos musicales y de sonido.
–Recuerdo aquel Putuj vjetre que realizasteis, bajo el nombre Bosanki Lonac, tú y Kenan Mačković (voz y piano), con la colaboración, al cajón, de Ešref Džanefendić. Sevdah y flamenco se llevan muy bien, ¿no crees?
–Kenan y yo nos conocimos en la academia de música y, después de algunas charlas y debates musicales, descubrimos que compartíamos gustos musicales similares. Me fascinó su calidad vocal, especialmente en el terreno de las sevdalinkas que él ha interpretado desde niño. Decidimos grabar esa canción que a ambos tanto nos gustaba, interpretada por Safet Isović, Putuj vjetre, que no era especialmente popular en el repertorio del sevdah. La idea era arreglar la canción a nuestro estilo, y el resultado incluyó una fuerte influencia de la rumba flamenca, una pequeña introducción de taranta, y un solo de piano muy al estilo jazz; una especie de mezcla de varios estilos musicales por los que nos sentíamos influenciados en aquella época. Invitamos a Ešref Džanefendić, mi primo y amigo, una persona y artista increíble, que tristemente falleció este invierno, para que nos apoyara con su cajón. Su energía única y su toque musical ayudaron a que la versión de estudio sonara tan bien; de esa forma en que queríamos que sonara.
Después de aquella versión decidimos seguir con el proyecto y continuar ese viaje basado en mezclar sevdalinkas con flamenco y algunos estilos más. Todo surgió de una forma muy natural, allá donde sentimos que las melodías de las canciones bosnias encajaban perfectamente con los palos y la estética de la guitarra flamenca, e interpretamos temas como Đul Zulejha, Zaplakala stara majka, Kraj potoka bistre vode… con nuevos arreglos, en su mayoría, en combinación con ritmos flamencos a partir de improvisaciones de jazz al piano.
–Háblame de tus viajes a Andalucía. Imagino que consideras que es imprescindible ir a la cuna del género para empaparte de su arte. ¿Qué has aprendido en ellos?
-Después de terminar los estudios de guitarra clásica en el conservatorio, decidí profundizar en el flamenco porque tenía muy claro que no quería ser un guitarrista clásico, un intérprete que tocara con sus partituras frente a él. Quería algo más. En ese momento no sabía qué era exactamente, pero estaba feliz de saber qué era lo que no quería. Así que profundicé en el flamenco, y después de un tiempo de practicar la técnica y conocer las bases, sentí que tenía que irme a Andalucía para aprender más. Así que, en 2012, pasé todo el verano en Granada, aprendiendo el arte del flamenco en varios lugares y a través de varios Maestros. Además de todas las cosas sobre la guitarra que aprendí, sentí el aire de Andalucía, conocí a la gente, me empapé de la historia, la cultura, la geografía, la comida… En una palabra, tenía que inhalar el olor y el espíritu de Andalucía que es la cuna del arte flamenco.
–Tengo la sensación de que en buena parte de los Balcanes existe una sensibilidad especial hacia el flamenco. ¿Es así?
-La música balcánica es muy rica en ritmo, en líneas vocales muy melismáticas [Nota: Varias notas cantadas en una misma sílaba], bellas melodías y una ejecución instrumental muy exigente y virtuosa, y por todos estos aspectos es muy similar al flamenco. El tema de las letras también es similar, al hablar de amor, de felicidad y desdicha, de hechos históricos, de sufrimiento e injusticia. El espíritu de estos dos estilos musicales es muy similar y ambos están fuertemente influenciados por la cultura de Oriente: el flamenco por su cultura árabe, y la música balcánica por la otomana. Así, naturalmente, cuando una persona balcánica escucha los sonidos del flamenco, eso hace que nuestro cuerpo se mueva y nuestras manos hagan palmas, como solemos hacer cuando escuchamos algunas de las melodías de la música balcánica. Aunque algunas de estas formas de música balcánica son muy populares en España, no creo que el flamenco sea conocido y popular en los Balcanes al mismo nivel. Por supuesto, mucha música folclórica moderna de los Balcanes utiliza los ritmos de rumba y algunas progresiones de acordes del flamenco, pero en general creo que el verdadero arte del flamenco aún es desconocido en los países de la región.
-El flamenco no es solo maqam, pero no se entiende sin el maqam. Sé que es complicado tratar de resumir conceptos tan extensos, pero, por favor, explícanos cómo influye este sistema melódico árabe en el arte del flamenco.
-El flamenco es flamenco. Teniendo en cuenta la riquísima historia de Andalucía y de todas las culturas que allí se reunieron a lo largo de los siglos, es muy difícil decir que el flamenco es maqam, o medieval, o gitano o cualquier otra cosa. El caso es que, durante el dominio árabe de la España del siglo VIII al XV, Al-Ándalus se convirtió en el centro cultural, científico y filosófico del mundo. El gran número de grandes filósofos, matemáticos, artistas y poetas que allí vivieron dejaron una fuerte influencia que también contribuyó a crear la estética del flamenco. Por ejemplo, Ziryab, que fue «expulsado» de Bagdad por su maestro Ishaq al-Mawsili, llegó a Córdoba a principios del siglo IX. Además de poeta, matemático, astrónomo y experto culinario, fue un gran cantante, tocador de oud y profesor de música. Introdujo el oud, en su momento, un instrumento de cuatro cuerdas que es considerado el abuelo de la guitarra. Estableció las escuelas de música donde enseñaba a sus alumnos el arte de la música. Por lo tanto, desde el siglo IX se fundamentó un sistema de enseñanza de la música y su transmisión a los jóvenes artistas, lo que creó una atmósfera de muy alto nivel a la hora de explorar el arte de la música. Esta tradición, mezclada con las de las otras culturas que vivieron en Iberia durante los siglos, influyó en la estética de la música flamenca.
El maqam o maqamat es un sistema de música muy sofisticado que está conectado a la música del mundo árabe. Si escuchas a Umm Kulthum, Sabah Fakhri, Fairuz… y los comparas con el canto de Camarón de la Isla, Enrique Morente, La Niña de los Peines o Fernanda de Utrera, oirás que las melodías se mueven de manera similar, con fuertes melismas alrededor de las notas; que el estilo es muy improvisado y, para mí, lo más importante, esa atmósfera y narración realmente profundas y fuertes. El estilo de guitarra del flamenco está compuesto en melódico, en solista, donde la armonía es solo el acompañamiento de esa melodía que recuerda mucho al oud. Es difícil resumir en pocas frases la influencia del maqam en el flamenco, pero basta con escuchar y poner atención para entender que esa influencia fue intensa.
–Actualmente estás trabajando en varios proyectos musicales. Uno de ellos es NAiRUZ, que mezcla música sufí y flamenco. ¿En qué momento se encuentra esta aventura?
-Es difícil separar a un artista de su propia personalidad. Lo que soy es la música que creo. La espiritualidad, establecer una conexión con lo Divino es una parte importante de mi vida, y la música es el centro de ese viaje. La dimensión interior de mi ser, mi creencia, es la raíz de mi creatividad y, a menudo, encuentro esa raíz en la música sufí. Por otro lado, el lado externo de mi ser es el flamenco. Y eso es NAiRUZ, la conexión entre estos dos. Es una exploración del alma flamenca con la devoción del derviche. NAiRUZ es el diálogo entre dos tradiciones musicales diferentes, compartiendo un mismo núcleo que resuena con los suaves sonidos de la guitarra flamenca, el oud oriental, el ney turco y el contrabajo, complementado por el sonoro cante sufí y las palmas, como forma esencial de percusión, y que ayuda a acentuar el baile flamenco. Representa una mezcla de tradiciones profundamente arraigadas con el arte de estar atento al momento presente.
–El término nairuz, que da nombre a vuestro proyecto, vendría a ser un maqam secundario. ¿Es así?
-Nairuz deriva del persa antiguo y simboliza el nacimiento de la primavera, el florecimiento de la naturaleza (nowruz, nevruz, nooruz). En la música oriental maqam, es el nombre del modo de música, maqam nairuz. Es parte de la familia rast (maqam) y para mí es realmente interesante el maqam porque suena mayor, pero el final de la escala está en modo menor y tienes dos tonos que son cuartos de tono, y crean ese sentimiento de mayor/menor. Así, cuando tocas en ese modo, esa escala, puedes pasar por diferentes estados de ánimo mientras juegas con él. Simbólicamente, esa es la música de NAiRUZ: pasamos por muchos estados de ánimo musicales durante nuestras actuaciones.
–¿Cómo surge la opción de fusionar flamenco y música sufí, siempre con el maqam presente en vuestras interpretaciones? Evidentemente, las fuentes son las mismas, pero el proceso de mezclar ambos estilos debe de ser complicado, ¿no? ¿O es muy intuitivo?
-Es muy intuitivo. Mucha de la música que tocamos es improvisación, y nos dejamos llevar por nuestro estado de ánimo. La banda está formada por músicos experimentados que son buenos en la improvisación y lo disfrutan, por lo que cada vez que tocamos es una experiencia nueva para nosotros. Por supuesto, hay algunas formas y estructuras que son fijas, pero nos dejamos llevar tanto como podemos. Por eso, la fusión de flamenco y música sufí surge de forma natural, sin pensar demasiado en ello. Normalmente, en los ensayos, empiezo con unas falsetas, y Almedin [Varošanin], el cantante, simplemente se suma, sin pensar que sea por bulerías, soleá o tarantas.
–¿Existe algún palo que combine mucho mejor con el arte sufí? ¿Tal vez la seguiriya?
-Con las habilidades de canto que posee Almedin y su asombrosa capacidad de improvisación, no es difícil establecer esa combinación con los palos flamencos. Seguiriya, soleá, martinete o taranta, por supuesto, pero también tenemos composiciones en bulerías, tangos y por alegrías.
–¿Cuáles son vuestros referentes históricos a la hora de combinar todos estos sonidos? ¿Aziz Balouch, Kudsi Erguner..? ¿Os interesan experiencias como las de Burruezo o Faiz Ali Faiz?
–Kudsi Erguner, por supuesto, porque Almedin es intérprete de la música sufí de Turquía. Las letras que canta son, en su mayoría, de poetas sufíes en idioma turco (Mevlana Rumi, Yunus Emre, Ahmad Yasavi…). Recientemente descubrí a Aziz Balouch y me gustó mucho, sobre todo la forma en que transformó las melodías en palos flamencos, es increíble. El de Faiz Ali con Chicuelo, Miguel Poveda y Duquende es uno de mis proyectos de mezcla de flamenco favoritos, y uno de los más exitosos debo decir.
–No sé si ya estás utilizando algún instrumento más, pero, tradicionalmente, tú has usado la guitarra flamenca, tanto del modo ortodoxo y clásico, como convirtiéndola en otros instrumentos como el oud. ¿Cómo estudias y construyes ese proceso de transformación?
-Aprendí mucho de mi mentor de guitarra y gran amigo Sanel Sabitović, fantástico guitarrista y compositor que vive y trabaja en Berlín. Él me mostró la puerta al mundo maqam y me ayudó a entenderlo. Su estilo de interpretación tiene una gran influencia en mi forma de tocar y, de hecho, cada vez que tengo una idea nueva, él es la primera persona con la que la comparto, y acepto sus consejos y comentarios. Además de la guitarra, toco el oud árabe y, dado que trato de imitar maqams en la guitarra, agregué dos pequeños trastes para poder obtener los cuartos de tono que son esenciales para interpretar la música maqam. Todavía no es tan preciso como el mástil sin trastes del oud, pero le confiere ese espíritu del maqam a mi guitarra flamenca.
–En el mismo sentido va dirigida la siguiente pregunta: ¿Cómo trabajáis los modos sufíes que recita Almedin a la hora de adaptarlos, por ejemplo, a una bulería? ¿Es necesario establecer cambios en la voz?
-En realidad, trato de adaptar el acompañamiento lo más que puedo al canto de Almedin. Como ya he comentado, su estilo de cante es muy improvisado, no quiero interferir demasiado con algunas estrictas «reglas» armónicas de las progresiones flamencas, pero trato de seguirlo tanto como puedo. Como conozco a Almedin desde hace mucho tiempo, y tocamos mucho juntos puedo intuir hacia dónde van sus melodías, en qué direcciones, así que la mayoría de las veces logro acompañarlo bien.
–¿Qué nexo de unión existe entre el tarab árabe (que podríamos definir como éxtasis al que se llega a través de la música ) y el duende?
-Básicamente son lo mismo. Tarab, en árabe, significa encantamiento musical, éxtasis… Es la palabra que describe el efecto emocional de la música. Lo mismo ocurre con duende, en palabras de Manuel Torre: «Representa ese poder misterioso que uno puede sentir pero ningún filósofo puede explicar».
–A lo largo de tu carrera, ¿has encontrado problemas con los llamados puristas o conservadores?
-Me pasó mucho cuando interpretaba música sevdah con Kenan, especialmente después de nuestro segundo single, Mila majko, šalji me na vodu, donde arreglamos la canción a partir de beatboxer. Recibimos comentarios tanto de amor como de odio. Para mí eso es bueno, porque lo peor que le puede pasar a un artista es que su música sea agradable o bonita. Cuando es desagradable, o «puedo soportarlo» o, por otro lado, es innovadora y sorprendente, significa que lo estás haciendo bien. La línea purista en el sevdah sigue siendo fuerte, y lo que realmente no me gusta es que también lo sea entre los jóvenes y los músicos. A menudo se refieren al período «dorado» de los años 70 y 80 del sevdah, y creo que se equivocan, porque aquello representaba algo nuevo en ese momento.
La música de NAiRUZ también recibió críticas de algunos círculos religiosos conservadores, que repudiaban el baile flamenco en la música sufí o el «destrozar la pureza de los poemas con demasiada guitarra»; así como otros comentarios del lado opuesto, que aseguraban que la música que tocamos era «demasiado musulmana» o se preguntaban: «¿Por qué repiten tantas veces Alá o Mahoma?». Gracioso, ¿no?
–La música tiene que ser muy mágica cuando es capaz de unir a dos músicos con raíces del Sandžak (tú y Almedin Varošanin), un mexicano-israelí (Daniel More) y una bailaora eslovena (Urška Centa). ¿Cómo se produce ese proceso de unión hasta la formación de NAiRUZ?
-El primer concierto que realizamos fue en el marco del Festival de Jazz de Sarajevo, en 2018, donde actuamos como trío. Con Almedin estuve tocando antes, en muchas ocasiones, y siempre tuve un plan para hacer este «proyecto» con él más en serio. Unos meses antes de la invitación para el festival conocí a Daniel More, en Belgrado, donde tocamos juntos en un concierto en la sinagoga. Me encantó su manera de tocar y lo invité. Con la bailaora eslovena Urška Centa, yo estaba colaborando en ese momento en varios proyectos de flamenco en Eslovenia, donde tocaba bastante a menudo. Después de nuestra actuación en el festival de Sarajevo, que tuvo mucho éxito, invité a Urška a que se uniera a nosotros para los próximos conciertos, y el resultado fue muy bueno. Sentí, fui consciente de ello, nada más arrancarnos con los primeros compases, que existía esa «cosa». Y, sí, existía.
–En tus viajes por países de Oriente como Irán, has comprobado que también allí el flamenco es muy querido y respetado. ¿No es así?
-Irán es un país enorme, con una rica historia y una gente increíble. Lamentablemente, la situación política y la propaganda mediática a menudo crean una imagen en nuestra cabeza que está lejos de ser cierta. Fui allí porque estoy enamorado del arte, la cultura y la música de Irán. Y conocí a muchos músicos y artistas increíbles. En Teherán, por ejemplo, tienen unos cuantos centenares de guitarristas flamencos, docenas de luthiers de guitarras… Existe un panorama flamenco con cantaores, guitarristas, bailaores, percusionistas… y tocan muy bien. Pasé un tiempo con algunos de aquellos músicos flamencos de Teherán y lo disfruté mucho.
–¿NAiRUZ es un paso adelante y una evolución de otros proyectos tuyos como Tareb y Duende, o mantienes varios caminos y varias opciones abiertos?
–Tareb y Duende fue el proyecto que dio lugar a la creación de NAiRUZ. Con mi querida Nina Ćorić, cantaora de flamenco de Zagreb, en ese momento (2017) actué con bastante frecuencia en Bosnia y Croacia, y para el Festival de Flamenco de Zagreb de 2017, el proyecto Tareb y Duende se presentó junto con Nina, Almedin y Davor Maraus a la percusión. Tuvimos otro concierto unos meses después en un famoso lugar de Zagreb, Lisinski, pero después me di cuenta de que quería hacer algo más junto con Almedin. Y aquello tomó forma en NAiRUZ.
–Existe un proyecto discográfico, si no me equivoco. El prestigioso sello de Sarajevo, Gramofon, ya hizo público el sencillo Taslim. Háblame de una posible edición.
-Sí, en diciembre de 2019 publicamos el primer sencillo, Taslim, para Gramofon. Tuvimos un gran apoyo de Edin Zubčevic, director del sello y del Festival de Jazz de Sarajevo, en forma de dos conciertos de NAiRUZ organizados con la producción del festival: uno en Mostar y otro en la propia capital, que agotaron todas las localidades. Con esta pandemia no podemos reunirnos y trabajar a fondo como banda, y estamos esperando tiempos mejores para volver a encontrarnos. El contenido del álbum está listo, solo estamos esperando el momento en que podamos reunirnos todos y grabarlo.
–¿En qué otros proyectos estás trabajando actualmente? ¿Cuáles son tus planes para el futuro?
-Durante el confinamiento he aprovechado para practicar la música de los maestros flamencos. He disfrutado mucho tocando todas estas hermosas malagueñas, zapateados, verdiales, farrucas, soleás de Sabicas, Esteban de Sanlúcar, Niño Ricardo, Paco de Lucía y muchos otros. Y recientemente se me ocurrió la idea de grabar siete u ocho de estos clásicos del flamenco y subirlos a mi canal de YouTube: un vídeo cada dos semanas. Hace unas semanas grabé con Almedin el video de NAiRUZ Duo: cuatro piezas en forma de pequeño concierto, y próximamente lo publicaremos en redes sociales. Además, hay algunos conciertos reservados para el mes de mayo y, ya veremos, esperamos que sea el comienzo de la vuelta a la vida normal y los conciertos de nuevo.