Por César Campoy.
Poco podemos aportar, a estas alturas, sobre la figura de Safet Isović, que no hayamos hecho en entregas anteriores de Sevdalinkas. El de Bileća está considerado uno de los pilares fundamentales más populares de la galaxia Sevdah, y la admiración hacia su obra sigue, hoy en día, prácticamente intacta en gran parte de Bosnia-Herzegovina. Auténtico ídolo de masas, medio siglo de carrera le contemplaban hasta su fallecimiento, en 2007, y posterior funeral, propio de un presidente de gobierno.
El sello Jugoton fue el encargado de editar, en 1975, el impresionante sencillo que encabezaba el tema que nos ocupa, Đul Zulejha, y cuya cara B era, nada más y nada menos, que el magno Oj Safete, Sajo, Sarajlijo, ya analizado en Sevdalinkas, interpretado a dúo por nuestro protagonista, en compañía de la más grande: Nada Mamula. Podríamos considerar este vinilo de dos temas uno de los más míticos de la historia de la sevdalinka moderna. ¿Las razones? Dos de las máximas figuras que ha dado el universo Sevdah, reunidas; un productor de lujo (Risto Svirkov) a su disposición; la orquesta del maestro Jovica Petković dispuesta para la acción; una cara B, compuesta por Dragan Toković, de altura… Todo con un sólo objetivo: Arropar por todo lo alto el retorno de Safet al sello que le vio nacer como artista, tras su etapa en PGP RTB. Los resultados de ventas, como adivinarán, fueron más que suculentos para el gigante Jugoton.

Siempre con una sonrisa en la boca
De hecho, el propio Isović, en aquellos momentos, era uno de los artistas más solicitados de Yugoslavia. Aquel 1975, además del sencillo de Đul Zulejha, llegó a ver como otros sellos también editaban material suyo. Sin ir más lejos, la propia PGP RTB publicaba Šeher grade, Banjaluko mila, mientras Diskoton hacía lo propio con Lovačka pjesma.
Đul Zulejha es un clásico indiscutible del género; una pieza cuya autoría se pierde en la noche de los tiempos, pero que, sin duda, siempre permanecerá unida a la figura de Safet, como demuestra el testimonio audiovisual del mítico concierto que realizó Isović en el Zetra sarajevita, en 2003, en el que compartió escenario (y abrumadora y, un tanto exageradamente folclórica, escenografía) con otras figuras de la canción de la tierra. Su interpretación de este Đul Zulejha, en compañía del celebérrimo Haris Džinović, posiblemente, se convirtió en uno de los momentos de mayor éxtasis popular de aquella mágica noche.

La madre del cordero
El título completo de tan celebrada pieza es Đul Zulejha po bostanu šeta, y su traducción vendría a ser algo así como Zulejha, la rosa, pasea por el jardín de melones. Pese a la duración del tema (unos cinco minutos), que tiene que ver, sobre todo, con lo pausado de su ejecución, su letra es breve, y vendría a estar compuesta por dos estrofas. A través de ellas se narra (como suele ser habitual en estos casos, mediante frases repletas de metáforas y dobles sentidos) las vicisitudes de, lo adivinaron, Zulejha que, a lo largo de ese paseo campestre, y tal vez en pleno éxtasis primaveral, decide entablar conversación con el dulce rocío de la miel para preguntarle dónde estaba cuando llegó el invierno. Para sorpresa de todos (ignoramos si de la joven, también), éste decide responderle con un picarón: «En la zona de debajo del cuello de la chica, donde los corales y las perlas estaban enhebrados. ¡Ahí estaba!». En resumidas cuentas, y como comprobarán los amantes del género, nos encontramos ante otro ejemplo de psicodelia textual del mundo de la sevdalinka.

La contramadre del cordero
Por lo que respecta a la interpretación que nos ocupa, como dirían aquellos, poca broma. Posiblemente nos hallemos ante una de las mejores demostraciones vocales del bueno de Isović, que siempre ha hecho gala de unos de sus puntos fuertes: Su irrefrenable chorro de voz. La fiesta se inicia con una acongojante introducción a base de acordeón, cortesía del maestro Jovica. Esos primeros 30 segundos marcan y avanzan, sin compasión, la filosofía a seguir hasta el final: Aires solemnes y melancólicos, y desarrollo pausado que puedan convertirse en vehículo de lucimiento para un Safet que, a lo largo de 300 segundos, da una lección de manejo de la respiración. Su irrupción es tan abrumadora, que los instrumentos no tienen más remedio que callar. A partir de ese momento, aquellos señalan el tempo, mientras Isović se marca una serie de ¿quedaclaroquiénmandaaquí? coronados, de principio (repárese en el razgovara), a fin (con el zimu zimovala).

Difícil competir con el tío Safet
Afirmábamos más arriba que la interpretación de Safet es la más conocida y celebrada de este Đul Zulejha. Resulta curioso, eso sí, toparse con otra versión, en este caso, de Hamid Ragipović Besko, también publicada en 1975, también editada por Jugoton, y, sorpréndanse, bajo el amparo de la orquesta de Ratomir Petković. Evidentemente, esta revisión no tuvo tanto predicamento como la de Isović. ¿Versión balcánica de aquella polémica sobre La moto entre Los Bravos y Los Pasos? Decidan ustedes.
Por si esto fuera poco, el sello Suzy decidió, aquel mismo 1975, añadir más leña al fuego propiciando la grabación de otra nueva versión del tema que nos ocupa, en este caso, bajo el título Đul Zulejka. El intérprete elegido, en esta ocasión, fue, nada más y nada menos, que (un, por entonces, imberbe) Šerif Konjević.

Šerif: Sevdah y acné
La cosa se complica, no obstante, si seguimos buceando en los archivos y la historia del género, como suele ocurrir con aquellas creaciones sonoras más populares del universo Sevdah. Vayamos por partes. En primer lugar, también es posible encontrar revisiones bajo el título Medna roso (así reza el tercer verso del tema original). Es el caso de la que se marcó Nedeljko Bilkić, que comienza cantando a partir de dicho verso, ignorando la primera parte.
Sobre la misma base de Đul Zulejha, pero variando el título (mejor dicho, el nombre de la protagonista) también es posible encontrar interpretaciones de figuras tan destacadas del género como Silvana Armenulić y Anđelija Milić (Đul Zulejma). Tanto en estos dos últimos casos, como en el de Bilkić, la melodía también varía (en mayor o menor medida). Sí se ciñeron al canon establecido por Safet las gentes de Mostar Sevdah Reunion que, en su primer disco, repleto de grandes clásicos de la música tradicional de los Balcanes, incluyeron una sentidísima y más que digna adaptación de una composición que, como habrán comprobado, tiene miga.