Por César Campoy.
La de Damir Imamović es una carrera repleta de sorpresas y continua renovación, propiciada por esa obsesión anticonformista que caracteriza a una de las piezas capitales del Sevdah moderno. El miedo a quedarse estancado y la necesidad de que sus indudables conocimientos teóricos y prácticos del género tomen cuerpo artístico le han hecho remodelar constantemente su concepto de propuesta musical, estética y escénica, hasta llegar, en estos momentos, al actual Damir Imamović’s Sevdah Takht que, en el primer tercio del año 2016 ha estrenado su segunda criatura sonora titulada Dvojka, grabada en Praga bajo la atenta mirada de Chris Eckman, y publicada por el sello Glitterbeat Records, lo cual supone un importante avance en cuanto al proceso de internacionalización del proyecto. En este mismo trabajo, como el lector adivinará, nada como pez en el agua un Star se Ćurčić pomamio recuperado de la tradición musical bosnia.

En el estudio, por Amer Kapetanović
Con Dvojka, Damir y los suyos dan un paso más en ese incansable proceso de puesta al día del género. Puesta al día, eso sí, basada en el más absoluto de los respetos a un legado cultural que es abordado por Imamović a partir de un proceso de arqueología supino, huyendo de recursos fáciles. De hecho, hace tiempo que nuestro protagonista dejó de tirar de clásicos populares, y optó definitivamente por rescatar piezas mucho más selectas. En definitiva, la aventura Sevdah Takht está siendo cincelada con un mimo revolucionario y, para ello, el líder del combo ha decidido incorporar un nuevo elemento, el violín de la reputada intérprete Ivana Đurić, a aquella base ya dispuesta en su anterior trabajo, merced a la percusión de Nenad Kovačić y el bajo de Ivan Mihajlović. Recupera, de esta manera, el músico bosnio, un instrumento con el que ya se sintió cómodo en uno de sus más celebrados estadios sonoros, aquel Damir Imamović Trio, pero aquí adquiere una dimensión totalmente diferente, ya que el buen hacer de Ivana vendría a compensar la gran importancia que la sección rítmica había adquirido. De hecho, este Dvojka se nos antoja más sereno y meditado, menos tribal; más compensado, en definitiva.

Un diseño de Mirko Ilić y Kapetanović
Compensación, tanto instrumental como filosófica y creativa. Por una parte, este disco se balancea entre las piezas más calmadas, construidas a base de detalle y sensibilidad meditada, entre las cuales destacan sobremanera la bella Lijepa Zejno, la dura Sarajevo, la calma Čija li je ono djevojka malena o la ensoñadora Tambur; y aquellas que beben más de la rabia o el optimismo, como Lijepi Meho, la endiablada Sen’ gidi sarhoš (en la cual la sección rítmica llega al éxtasis), o Lijepa Mara, y entre las que se encuentra nuestra Star se Ćurčić pomamio.
Por otra parte, y también tratando de desmarcarse, Imamović ha decidido dar rienda suelta a su vena compositiva. Desafiando esa regla no escrita que afirma que los difusores del género (sin importar el grado de innovación en su ejecución) han de seguir tirando de sevdalinkas tradicionales, el músico ha arriesgado a la hora de combinar, en este disco, prácticamente a partes iguales, piezas históricas con composiciones propias. Y, la verdad, el artista sale muy bien parado. De esta manera, Damir sigue empecinado en dejar su huella impresa en la historia del Sevdah. ¿Un motivo más? Sin miedo a equivocarnos, Dvojka, que también ha visto la luz en formato elepé, se convierte en el primer vinilo del género editado en este formato en muchos lustros.

Dvojka
Y, como apuntábamos, histórico y clásico es el origen de Star se Ćurčić pomamio, sevdalinka que, al igual que otras muchas, ha sido difundida a lo largo de las décadas en diferente interpretación textual. El propio Damir nos confirma que la letra de su revisión está inspirada en las versiones que de ella grabaron Behka i Ljuca, y Emina Zečaj, diferente, sobre todo en la parte final, de una de las ejecuciones más conocidas, la de la gran Beba Selimović, que abordaremos más adelante.
La traducción del título vendría a ser algo así como El viejo Ćurčić cedió a su deseo, y nos narra una curiosa historia sobre amores y deseos. Al parecer, el tal Ćurčić, un viejete prendado de Almasa, trata de rejuvenecer su aspecto tiñéndose el bigote con carbón y utilizando alubias para fabricarse una dentadura postiza. Todo apunta a que la joven Almasa ha sido obligada a convertirse en su esposa, o a mantener algún tipo de relación con él. Mientras la fémina llora desconsolada, él, frotándose las manos le dice: «Llora todo lo que quieras, mi doncella, pero esta cama tienes que compartir conmigo«. No obstante, Almasa, que tonta no es, aprovecha que el abuelete anda un poco chocho, rellena una almohada con paja, y la coloca en el lecho. Cuando Ćurčić trata de abrazar a su amada, sorprendido, y a punto del infarto, acaba gritando desconsolado «Almasa, alegría de mi corazón: ¿Dónde están tus piernas y tu cabeza?«.

Beba
Dotado de un sentido rítmico animado, y a partir de unos efectivos cambios de compás, Damir y el Sevdah Takht se marcan una interpretación tremendamente efectiva, que huele a grabación en directo. Una introducción de evidentes aires orientales, en la cual todos los instrumentos muestran abiertamente sus cartas (brillantes las líneas de bajo de Mihajlović), da paso a la primera estrofa interpretada por Imamović con esa voz tan característica, en la que el elemento nasal siempre está presente. La alternancia entre la estructura instrumental y la vocal persiste hasta el final, de forma certera y nada estruendosa. Dos minutos y medio, al estilo del habitual sencillo pop, ideal para promocionar un trabajo.

Behka i Ljuca
Como apuntábamos, tal vez la versión más conocida de este Star se Ćurčić pomamio sea la registrada por la inmensa Beba Selimović, junto a la orquesta de la RTV de Sarajevo, bajo la dirección (y arreglos) del imprescindible Ismet Alajbegović-Šerbo, y con la producción del no menos grande Ratomir Petković. Aquella conjunción de estrellas tuvo lugar en 1979 y, faltaría más, corrió con todos los gastos Jugoton.
En las antípodas se encuentran las revisiones de dos de los proyectos Sevdah que han condicionado a Damir a la hora de abordar esta pieza. Por una parte, Behka i Ljuca, como era de prever, se bastan para perfilar, a base de saz y voz, una hipnótica interpretación, en la cual la voz de Behka se convierte en una especie de mantra. Otra figura imprescindible del género, Emina Zečaj, también habitual del saz, en esta ocasión, hace acompañar su bella voz por una orquesta de acordeones.
Por otra parte, las nuevas generaciones, como demuestra el propio Damir, han seguido rindiendo homenaje a este clásico hasta, prácticamente, hace dos días. Bajo un prisma totalmente diferente, las gentes de Divanhana optaron por un estilo más próximo, mientras que el joven Zanin Berbić, en su afán por no alterar demasiado la tradición, se ha decantado, también, por la sencillez del saz.
Hvala lijepo: Damir.