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Por César Campoy.

Integrada por músicos de Sarajevo, Tuzla, Prijedor y Foča, más en concreto, por el guitarrista Dino Šukalo, el bajista Edvin Hadžić, el pianista y acordeonista Adis Sirbubalo, el percusionista Anes Beglerbegović y, evidentemente, el gran vocalista Božo Vrećo, Halka es todo un alegre descubrimiento del género de la sevdalinka en particular, y de la música bosnia y europea en general. Formados en 2013, a partir de la fusión de indiscutibles capacidades artísticas, en poco más de un año el grupo se ha convertido en una auténtica revolución sonora en su país, a partir de una elegancia pasmosa a la hora de abordar el universo Sevdah, así como una sugestiva puesta en escena, sobre todo, merced a la maestría con la que Božo (el hombre de las mil caras) se desenvuelve sobre el escenario. Ese mismo 2013, Halka se puso bajo las órdenes de Edin Zubčević (entre otras cosas, el responsable del Festival de Jazz de Sarajevo) para registrar su primer disco (editado por Gramofon), una magnífica colección de 14 sevdalinkas reinventadas de forma respetuosa, pero valiente.

Halka: El disco

Halka: El disco

El tema que nos ocupa, pese a ser tradicional, y estar conformado a partir de una belleza tremenda, no entra en la lista de las sevdalinkas más frecuentadas. Para Halka, en cambio, se ha convertido en un verdadero talismán. De hecho, abre un soberbio trabajo en el que también podemos toparnos con otras maravillas revisitadas del estilo de los Na teferič pošla nana y Gledala sam sa prozora, del compositor Jozo Penava; o el Kad proljeće ozeleni de la incomparable Emina Zečaj, además de piezas tradicionales como la que nos ocupa o el impactante Pjesma o Mehmed-paši Sokoloviću. En todos ellos, el concepto banda se antoja elemental a la hora de arropar a un Vrećo cuyas características vocales acaban convirtiéndolo en uno de los intérpretes más personalísimos y sentidos de la nueva música tradicional europea. Es más, en algunos de los temas del disco, como el mencionado Kad proljeće ozeleni, es el propio Božo (que este septiembre tiene previsto publicar un disco en solitario), sin ningún aditivo, con su voz desnuda, quien es capaz de llenar los casi seis minutos de canción a partir de una fuerza y una intensidad emocional arrebatadoras.

Božo: Renovación Sevdah

Božo: Renovación Sevdah

Kiša bi pala podría ser traducido en castellano como La lluvia quiere caer o La lluvia caería. Inspirada en los tiempos en los que los territorios bosnios formaban parte del Imperio Otomano, la letra de esta sentida pieza aborda la triste historia de Ibrahim-Bey. El bey o beg es una especie de título que, en aquellos tiempos de esplendor turco, recibían algunos gobernantes. Según el texto, la lluvia quiere caer y el sol quiere brillar, pero no son capaces de hacerlo debido al dolor del mencionado Ibrahim-Bey. Por lo visto, nuestro protagonista está siendo llevado, encadenado, hacia la horca. Lo más grave del asunto, según parece, es que ha sido traicionado por su hermano, Alí. Ibrahim, antes de morir, le dice a Alí: «Cuida de mis hijos como si fueran tuyos. Cuando hagas ropas nuevas para los tuyos, guarda unas pocas para los míos, para que no parezcan huérfanos».

Viejas postales desde Bosnia

Viejas postales desde Bosnia

Una historia tan dramática, adivinarán, tan sólo podría llegarnos si es interpretada de manera honesta y sincera. En este sentido, los de Halka, prácticamente, lo bordan. A partir de una estructura increíblemente sofisticada, que fusiona de manera natural Jazz y Sevdah, una coqueta y elegante introducción instrumental en la que destacan piano, percusión y guitarra, da paso al incomparable registro vocal de un Božo que es capaz de modular y modelar su voz de forma casi hipnótica. Vrećo domina su instrumento sin ningún tipo de miramiento, dotándolo de un efectismo repleto de belleza y personalidad sumamente atractivas, hasta lograr una de las ejecuciones más intensas que el nuevo Sevdah ha sido capaz de facturar, además, adornada con una instrumentación virtuosa y atractiva.

Safet Isović se sabe admirado

Safet Isović se sabe admirado

Como avanzábamos, incomprensiblemente, este Kiša bi pala no conoce excesivas revisiones. Hasta la llegada de Halka, eso sí, fue el gran Safet Isović quien, en 1988, y a través de Diskoton, se marcó una digna interpretación, incluida en el disco titulado Za Dušu I Sjećanje, en el que también podíamos encontrar otros clásicos universales del estilo de Moj dilbere o Mujo kuje. La grabación la realizó el insigne cantante en compañía de la orquesta del reputado acordeonista bosnio Omer Pobrić. Sus arreglos están influenciados, claramente, por el estilo imperante en los 80, que gustaba, en ocasiones en demasía, de elementos ajenos al género como las bases electrónicas. No obstante, la maestría con la que Safet interpreta este Kiša bi pala es abrumadora.

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