Por César Campoy.
Hay quien sigue afirmando que, cuanto más antigua y menos identificables sus autores, más auténtica puede considerarse una sevdalinka. Tal afirmación es de un inmovilismo evidente, ya que el siglo XX nos brindó maravillosos creadores que han contribuido a engrandecer, más si cabe, el género. Dos de ellos coincidieron a la hora de cincelar la dramática canción que nos ocupa, una Stara staza que, inexplicablemente, sigue sin figurar en algunos de los tratados y compilaciones textuales en torno al universo Sevdah. Se trata de dos leyendas, el músico Ismet Alajbegović Šerbo y el letrista Nikola Škrba, reconocidos pilares de la sevdalinka, tanto por separado, como unidos, ya que, codo con codo, idearon piezas como Mene majka jednu ima, Izašo si dragi iz sećanja, Izmamilo sunce, U baštici ruža vene, Ne znam šta ću majko, Oj, Zekija, Voljela sam, U čaršiju, Sve djevojke iz mahale, Ne znam šta ću, ni kako ću, Tugo moja o las maravillosas Tebi, majko, misli lete y Vratnik pjeva. Nikola (famoso humorista de Radio Sarajevo), además, también utilizó su pluma para adornar los compases de Zaim Imamović, Jovica y Ratomir Petković o Husein Kurtagić, mientras que, como cualquier amante de lo Sevdah ya sabe, el inmenso Ismet es uno de los compositores, arreglistas y acordeonistas más celebrados de los Balcanes. Junto a Zaim, prácticamente, abrió las puertas de aquella Radio Sarajevo, cuna del Sevdah moderno, y controló los destinos de su reputada y mítica orquesta. Acompañó a los más grandes, por lo que, si no pisaste un estudio o un escenario con él, ni fuiste, ni eres, ni serás un grande.
Zaim y Safet, ya lo sabe el lector, son dos de las figuras capitales del género. Junto con Himzo Polovina integran el trío de ases más popular y respetado. Ambos coincidieron en varias grabaciones como los epés encabezados por Zvijezda tjera mjeseca (PGP RTB, 1965) o Hej, šoferi (PGP RTB, 1969), pero, antes, lo hicieron en el vinilo que hoy reivindicamos; un clásico titulado Pjesme iz Bosne, integrado por Sjetuje me majka (de Penava, cantada por Safet), Zašto, si me majko, rodila (compuesta e interpretada por Zaim) y Zelen lišće goru kiti (con texto de Đura Jakšić) y nuestra Stara staza, ejecutada por el dúo. Editó Jugoton, en 1962 (reeditó en años posteriores), y del acompañamiento se encargó otra pareja de lujo: el propio Ismet Alajbegović y Jovica Petković. Por supuesto, nos encontramos ante un vinilo con solera y aceptación popular. De hecho, tanta repercusión logró nuestro Stara staza, que el propio Safet continuó grabando nuevas versiones que fueron publicadas en las décadas siguientes (sin ir más lejos, en 1974, vía PGP RTB, en compañía de la orquesta de Miodrag Jašarević). El mismo Zaim, junto a su hijo Nedžad, también recuperaría el tema en aquel larga duración titulado, precisamente, Stara staza (Sarajevo Disk, 1983). En aquella ocasión produjo Risto Svirkov y (sí, de nuevo) Ismet Alajbegović Šerbo se encargó de dirigir a la orquesta de la radiotelevisión de Sarajevo.
Stara staza vendría a significar, en castellano, Viejo sendero. El texto, como avanzábamos, invita a la depresión. Alguien, enfermo, solo y encerrado en una habitación, busca consuelo mientras contempla las luces de la ciudad, y se imagina paseando por un viejo camino junto a su amor. Este drama es interpretado, sin concesiones, por Zaim y Safet. Los acordeones de Ismet y Jovica abren fuego tocando a muerto. De manera pesada y resignada suenan los instrumentos anticipando que nada bueno se avecina. Inmediatamente, es Imamović quien inicia la letanía. Pronto se le une Isović, convertido en corista y segunda voz. A partir de aquí, instrumentos y voces van jugando mientras transitan con pesimismo por una senda tan bella como dramática, que finaliza lenta y pausadamente.
En años siguientes, intentaron emular tamaña gesta, por ejemplo, un Bora Drljača que, en 1979 (PGP RTB), dejó el pabellón bastante alto con la ayuda de la orquesta de Boki Milošević. Una década después, Diskoton publicada un recopilatorio colectivo (Bez sevdaha nema milovanja) en el cual era Muriz Kurudžija quien trataba de defender la plaza. No fueron los únicos. A lo largo de la historia, también han osado enfrentarse, a nuestro Stara staza, Mostar Sevdah Reunion, Kemal Monteno, Sejo Pitić, Mirko Rondović o Hanka Paldum. Por algo será.