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Por César Campoy.

Nacida, en 1928, en Doboj, una de las capitales más importantes del norte de Bosnia-Herzegovina, Zumra (o Zumreta, como también le llamaban cariñosamente) Mulalić es, sin duda, una figura de lo Sevdah a reivindicar, pese a que, popularmente, siempre estará a la sombra de otros nombres femeninos más conocidos del género. Efectivamente, la artista tuvo la mala suerte de coincidir con la plana mayor de Radio Sarajevo cuando esta eclosionaba y se convertía en el principal altavoz de la sevdalinka a partir del buen hacer de las principales firmas de este noble arte. No obstante, nadie será capaz de negar las capacidades vocales y personalidad de una mujer que, con poco más de 20 años, ya había conseguido formar parte de la nómina de la emisora. Su interpretación del clásico Gdje si dragi, živa željo moja, una de sus primeras grabaciones, hizo que la plana mayor se pusiera firme ante ella. De hecho, el insuperable acordeonista y compositor, Ismet Alajbegović Šerbo, ya le había echado el ojo, y se había comprometido a poner su sapiencia a su servicio. Sí, la discografía de Zumra no es de las más extensas que se conocen, pero, sin duda, la artista sacrificó su vida, ya no sólo al noble hacer de la sevdalinka, sino, también, al hecho de ser fiel a su amado Sarajevo, incluso, una vez comenzada la guerra. En pleno sitio, de hecho, la voz de la Mulalić dejó de sonar. Fue en 1993, tras haber recibido el reconocimiento de la profesión, la crítica y el público.

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La criatura: galleta sin funda

Y, precisamente, bajo el manto del incomparable Šerbo fue como Zumreta publicó, en 1952, este Sarajevo, behara ti tvoga en el que hoy buceamos. Prueba de la importancia que nuestra protagonista, pese a su juventud, ya jugaba en aquella inquieta familia residente en Radio Sarajevo, radica en el hecho de que esta composición le fuera servida confiando en sus posibilidades para convertirla en una pieza popular. Hemos de tener en cuenta que los padres de esta gema eran, en ese momento, dos de los pilares indiscutible del sarao montado en la emisora de la capital bosnia: nada más y nada menos que Jozo Penava (autor de la letra) y el capo Zaim Imamović, además de intérprete, lanzado, sin freno, a las labores de composición musical.

La cuarta pata para tan digna silla, como hemos avanzado, no era otra que Ismet Alajbegović, autor de los arreglos y la interpretación de este sencillo publicado por Jugoton, que se abría, precisamente, con el Gdje si dragi, živa željo moja. Interpretación y arreglos, repetimos, ya que, en algunas referencias, se cita a Šerbo, también, como autor de la música de Sarajevo, behara ti tvoga. Falso, como ya hemos visto. Por cierto, ese mismo 1952, Mulalić también vio editado otro vinilo de dos temas; el integrado por la celebérrima Od kako je Banjaluka postala y Svadili se orli i sokoli. Sin duda, los cuatro temas que componen ambos sencillos fueron grabados en las mismas sesiones, ya que, también en este caso, Alajbegović es el encargado de cocer las habas sonoras.

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Zumra, estival

Estas son las primeras referencias editadas que nos constan de una Zumra que, en las décadas posteriores, seguiría trabajando con lo mejorcito del género. En 1966, sin ir más lejos, el epé encabezado por Konja kuje brate Sulejmane contó con la participación, nada menos que de Jovica Petković (además del eterno Šerbo). Un año más tarde, el vinilo capitaneado por Skupile se cure u sokaku incluía temas de Milorad Todorović, que acabó convirtiéndose en su marido.

Por otra parte, pocos mensajes ocultos alberga un texto, el de este Sarajevo, behara ti tvoga, que se abre con el lamento de un amante desesperado, que, apenado, se dirige a la ciudad en la que vive, (faltaría más) Sarajevo, para preguntarle si sabe algo de su querida. Al parecer, la susodicha se fue hace un año, y el zagal, desde entonces, llora su ausencia.

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Zumra, invernal

En cuanto a la interpretación que nos ocupa, el lector entenderá que se trata de una grabación con casi 70 años de existencia. La sencillez de medios (simplemente, la voz de Zumra y el acordeón de Alajbegović) es apabullante, como también lo es la facilidad que tienen ambos protagonistas para llenar espacio y tiempo sin ningún tipo de problema. Y, la verdad, ambos se sentían muy cómodos con el formato. Muchas de las grabaciones registradas por la Mulalić tienen, tan sólo, el apoyo de su fiel escudero y su instrumento. Valientes, pardiez. Sobre todo, si el resultado es tan convincente y sentido. ¿Verdad que nadie echa de menos nada en esta perla fina? Introducción académica de Šerbo (demostrando su habilidad y virtuosismo), y Zumreta que entra para dejar claras sus cartas; sin apenas despeinarse, sin forzar demasiado la máquina. A partir de aquí, la consabida alternancia entre voz y transición, Ismet marcándose alguna floritura durante el camino, y un final nada ampuloso.

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Rade también quiso decir la suya

Sí, hemos jugado sobre seguro optando por este Sarajevo, behara ti tvoga. Presente en el repertorio de las más celebradas voces del Sevdah, si se ponen podrán encontrar interpretaciones (o grabaciones) a cargo de aquel Safet Isović incomprensiblemente apasionado de la reverberación excesiva, Beba Selimović, Mira Torbica, Hanka Paldum, Vida Pavlović, Nadežda Cmiljić

Zehra

Zehra ya apuntaba maneras

Nosotros, por nuestra parte, nos quedamos, además de con la registrada por el propio padre de la criatura, Zaim Imamović, por las grabadas por la siempre solvente Zehra Deović (en el epé de 1963 encabezado por Oj Igmane, precisamente, con la ayuda de nuestro ubicuo Ismet Alajbegović); el homenaje llevado a cabo por Rade Mladenović en el Narodne pjesme iz Bosne (también del 63, y arropado por la Tamburaški Orkestar Radio-televizije Zagreb, dirigida por Ivan Petanjek), o las, al menos dos, revisiones que se marcó la diosa Nada Mamula: una en compañía de Jovica Petković, y otra dejándose llevar por la incombustible Tamburaski Orkestar de la Radiotelevisión de Sarajevo. Mención aparte merece la peculiarísima versión que nos hace ver aparecer, al fondo, a Cleopatra y su magnífica corte, y que publicó Anđelija Milić, en 1976, a través del disco Narodne i gradske pesme (PGP RTB). Sin desperdicio.

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