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Por César Campoy.

Junto a creaciones como Čudna jada od Mostara grada, Moj dilbere, Kad ja pođoh na Bembašu, Mujo kuje konja po mjesecu o U Stambolu na Bosforu, esta Lijepi li su mostarski dućani conforma la lista de las sevdalinkas más populares fuera, incluso, de las fronteras de Yugoslavia. Registrada e interpretada por decenas y decenas de músicos, su peculiar melodía, tan pegadiza como embriagadora, han hecho de ella una de las piezas más solicitadas, incluso, por el recién llegado al universo Sevdah, teniendo en cuenta que muchísimos de los artistas que han venido recuperando el género en los últimos lustros la han incorporado a su repertorio.

Y no es casual esta reivindicación continua de esta pieza. Lijepi li su mostarski dućani o Mostarski dućani, como también se le conoce, es un tesoro legendario de la tradición folclórico-musical bosnia, y uno de los himnos oficiosos de la bella capital de Herzegovina. Un himno que rezuma aires orientales, reminiscencias de los siglos de influencia otomana; que huele al Stari Most, al viejo puente, y a los numerosos y archicentenarios comercios que lo rodean, y que bordean el río que conforma el sendero empedrado de uno de los cascos antiguos más bellos de los Balcanes.

Pocos han sido capaces de posar como Nedžad

Pocos han sido capaces de posar como Nedžad

Consciente de ello, el bueno de Nedžad decidió incorporarlo a su repertorio. Un Salković cuya figura ya fue abordada extensamente desde Sevdalinkas, cuando desgranamos las virtudes de otra pieza mayor, Aj, od kako je Banja Luka postala, interpretada por el de Tuzla con una maestría enorme. Porque, ni tan siquiera el Príncipe de la Sevdalinka, como es conocido, uno de los artistas de la música tradicional bosnia más populares, y verdadero encantador a la hora de posar ante las cámaras, pudo resistirse al poder de atracción de esta sevdalinka, cuya traducción vendría a ser algo así como Bellos son los bazares de Mostar.

En ella, se narra una célebre historia que comienza con la leyenda: «Bellos son los bazares de Mostar, pero más bellos que ellos son los vendedores, y el más bello de todos ellos es Mustafa». A partir de esta pizpireta y curiosa introducción, obviamente, adivinamos que algo interesante se presta a suceder. Efectivamente, acto seguido entra en escena una mujer, Fata, nada más y nada menos, que la esposa de un potentado local. La señora, por lo visto, le tiene echado el ojo al ligón del bazar (vamos, a Mustafa), y hacia su tienda (el séptimo conforme bajas la calle) se encamina sola. Llegada allí, pregunta por una oka (medida turca) de oro que desea comprar, y el pícaro de Mustafa, aparentemente compungido, se disculpa aclarando que no le funciona muy bien la balanza. Eso sí, se desmarca con un definitivo y desvergonzado: «Pero ven aquí, pasa hacia dentro de mi tienda, y coge todo el oro que quieras». ¿Qué pasa a partir de ese momento? Bueno, la última estrofa de la canción es tajante: «Ay, Fata es engañada, Fata ha sido embaucada, ¡ay de su madre! Fata entra sola en la tienda, y tras ella, Mustafa cierra la puerta».

El bazar de Mustafa, el séptimo a la derecha

El bazar de Mustafa, el séptimo a la derecha

Sobre el sentido verdadero que debe adquirir esta pieza, existen diferentes interpretaciones. Tantas, como versiones. Unas, más picaronas y movidas, invitan a considerar esta canción, como un vehículo simpático para desarrollar una historia de amoríos furtivos. Otras, más pausadas y dramáticas, hacen que consideremos esta historia como la de una desdichada e inocente joven que se deja engañar por el casanova del barrio, y cuyo futuro no pinta nada bien.

La interpretación que de este Lijepi li su mostarski dućani ejecuta Salković estaría más próxima a la segunda de estas interpretaciones. Arropado en una dignísima orquesta de cuerdas, ligeros vientos y acordeones, Nedžad desgrana con su habitual elegancia y maestría las andanzas comerciales de Fata y Mustafa. Los violines le acompañan, en todo momento, doblando su voz a base de línea melódica. Éstos y los acordeones, por otra parte, se turnan para desarrollar la conocidísima, pegadiza y emocionante transición instrumental que adquiere tintes de estribillo. Todos ellos acompañan al cantante hasta el final, pausado y agridulce.

Una vida plagada de éxitos

Una vida plagada de éxitos

Como podrán adivinar (y, posiblemente, saber), las adaptaciones de Lijepi li su mostarski dućani son casi incontables. Durante décadas, y prácticamente desde que existen posibilidades técnicas de grabación, han sido muchos los artistas que han querido rendir homenaje a este legado popular sonoro: Desde Nedeljko Bilkić, al inmenso Himzo Polovina, pasando por el mismísimo Safet Isović, en diversas ocasiones. Como avanzábamos antes, también las nuevas generaciones se han mostrado dispuestas a rendir merecido tributo a este tema (eso sí, con desigual suerte y habilidad): De Vanja Muhović & Divanhana, a Urban Sevdah, o Dertum, pasando por grandes del rock yugoslavo como el incomparable Branimir Johnny Štulić. No obstante, y sin duda alguna, muchos de los nuevos adeptos al Sevdah de la última década supieron por primera vez de Lijepi li su mostarski dućani merced a la celebérrima y personalísima revisión de Mostar Sevdah Reunion, repleta de swing y buen rollo. Editada en 1999 a partir del álbum homónimo, la maestría interpretativa y vocal del conjunto bosnio sorprendió a propios y extraños, y contribuyó, indiscutiblemente, a internacionalizar los sonidos tradicionales de la región.

Precisamente la tremenda popularidad alcanzada por esta versión, y el hecho de que se haya convertido en una de las sevdalinkas más conocidas en todo el planeta, ha hecho que surjan ciertas voces que quiera ver, en este proceso de comercialización, cierto grado de elemento que acabe desvirtuando la valía de la composición que nos ocupa. Nada más lejos de la realidad. Las derivas elitistas no serán capaces de ensombrecer y menospreciar una creación convertida, ya, en pieza indiscutible del acervo cultural balcánico.

4 pensamientos en “Lijepi li su mostarski dućani – Nedžad Salković

  1. Estimado César,
    Gracias por tu esfuerzo y valentía de presentar la música de mi tierra. Mi amigo Alfonso te lo va agradecer doblemente. Tu trabajo tiene merito sabiendo que existe mucha ignorancia y desprecio generalizado hacia el pais mas multietnico de europa hasta 1991. Saludos de corazón.

  2. Bosnia es mi pais desde que hace 12 años me case con un bosnio y de su mano me adentre en ese fascinante mundo lleno de magia y misticismo que me atrapo desde el primer momento. Hemos vuelto de pasar alli las vacaciones y nada mas llegar a España una sobrina me ha pasado vuestro link tras haber escuchado sobre vosotros en la radio. Me parece maravilloso. Mi hijo ha crecido escuchando estas canciones y nunca hubo mejor nana. Mi sobrina se llama Emina y esa es mi cancion. Bello poema, hermosamente musicado.
    Hvala lijepo!

    • Zdravo, Nadia.
      Entonces entenderás que mi pasión por aquel país y por el universo Sevdah están justificados. Bonita historia la que nos cuentas.
      ‘Emina’, posiblemente, sea una de las columnas principales de ese universo. Muy buen gusto.
      Gracias a ti. Vidimo se!

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