Por César Campoy.
De nuevo optamos por alejarnos del epicentro del Sevdah, los dominios bosnios, para dejarnos atrapar por el folclore de otras repúblicas yugoslavas. Nos vemos dulcemente obligados debido al magnetismo que emana de uno de los tesoros más pulidos de la tradición sonora popular balcánica: Kaleš Bre Anđo, también conocida como Ajde Slušaj, Slušaj Kaleš Bre Anđo. Indiscutible pilar de la cultura musical macedonia, lo delicado de su estructura hace que esta pieza también esté considerara un clásico de la región. Se piensa que su origen data de los tiempos en los que el Imperio Otomano dominó la zona, y su estructura original es ideal para ser interpretada en dúo

Un EP con Historia
Violeta Tomovska y Kiril Mančevski, muy conocidos bajo la marca Duet Tomovska-Mančevski, fueron los encargados de hacer llegar, hasta el último rincón de Yugoslavia, su tierna y casi dramática versión de este Ajde Slušaj, Slušaj Kaleš Bre Anđo. Figuras reconocidas de los sonidos macedonios, bien junto, bien por separado, grabaron una cantidad ingente de piezas, la mayoría de ellas, a partir del abundante archivo sonoro folclórico de su tierra de nacimiento.
El dúo funcionó desde mediados de los 60, y este Ajde Slušaj, Slušaj Kaleš Bre Anđo vio la luz en 1968, en el EP que encabezaba uno de los éxitos más conocidos de la pareja, Makedonsko Devojče, Kitka Šarena, una especie de himno extraoficial del país balcánico, versioneado hasta nuestros días por decenas y decenas de artistas, y cuya traducción en castellano vendría a ser Chica macedonia. Este tema fue compuesto por Jonče Hristovski, también cantante, que además firmó innumerables piezas, puestas en boca de incontables artistas macedonios. Tomovska y Mančevski no fueron una excepción. De hecho, además de este Makedonsko Devojče, Kitka Šarena, el resto de temas que integraron el EP que nos ocupa también lleva la firma de Hristovski, a excepción, efectivamente, de nuestro Ajde Slušaj, Slušaj Kaleš Bre Anđo, el único, digamos, «puramente tradicional». Éste abre la cara B del vinilo, editado por el sello PGP, de la Radiotelevisión de Belgrado, grabado con la colaboración de la Ansambl Koče Petrovskog, referente habitual a la hora de registrar piezas macedonias, y colaboradora de nuestro dúo favorito y el propio Hristovski.

La bella Mariovo
Ajde Slušaj, Slušaj Kaleš Bre Anđo esconde una historia terriblemente dramática. Según la tradición, hace referencia a unos hechos acontecidos en Mariovo, una región del sur de Macedonia. Un gerifalte otomano, obsesionado con una joven de la zona, le ofreció infinidad de riquezas e, incluso, trató de secuestrarla, para hacerla suya e islamizarla. Ella, orgullosa, se resistió continuamente, y su lucha llegó hasta el extremo de llevarla al suicidio, ya que se vio obligada a lanzarse por un acantilado.
El diálogo al que hacíamos referencia, se establece entre el pretendiente y nuestra protagonista. De hecho la letra comienza con un «Vamos, escucha, lo que la tambura [un instrumento de cuerda] está tocando; está tocando que tu serás turca«. El poderoso otomano le pide que se convierta en su esposa, y le ofrece oro y perlas si accede a cambiar su nacionalidad y su religión. En ese intercambio de frases, ella finaliza sentenciando que nunca se convertirá en la obediente esposa de un turco, y que jamás sacrificará su libertad, sus orígenes y su fe. Esto nos haría entender el hecho de que, Ajde Slušaj, Slušaj Kaleš Bre Anđo esté considerada una pieza patriótica macedonia.
La interpretación que nos ocupa refleja a la perfección cuál es el espíritu y la filosofía de la composición. Durante cuatro minutos, la historia se desarrolla de manera cadenciosa, dulce, casi como una nana que avanza el fatal desenlace. La ejecución de Tomovska y Mančevski huele a dignidad y orgullo, mientras desarrolla una línea dramática coral (esas dos voces que se complementan a la perfección) que se deja llevar por un manto instrumental increíblemente cuidado y frágil. La combinación es terriblemente emocionante, y supone todo un reto interpretativo para el dúo, que parece que apenas tenga tiempo para tomar aire entre frase y frase. Una auténtica delicia.

Esma y Nikola también nos emocionan
El magnetismo que irradia Ajde Slušaj, Slušaj Kaleš Bre Anđo es tal, que sus versiones son infinitas. De hecho, uno de los motivos que nos llevó a incluirla en este listado de Sevdalinkas tiene que ver con que han sido algunos los intérpretes de Sevdah que, en todas estas décadas, no han dudado en adaptarla. Antes de descubrir alguno de ellos, no podemos obviar otra de las grabaciones más conocidas que existen, la que realizaron, en 1966, otra grandiosa intérprete macedonia, Esma Redžepova, en compañía de Nikola Badev. De una aparente sencillez pasmosa, dura casi siete minutos. Es más, ocupó toda la cara B del EP en que iba incluida.
De todas maneras, lo que más llama la atención de este Kaleš Bre Anđo es el grado de atracción que puede alcanzar para músicos de mil y un estilos. En 2009, una de las piezas fundamentales del nuevo Sevdah, Amira, a quien bien conocemos en Sevdalinkas, grabó un disco trascendental para el género, Zumra (Gramofon). Lo hizo junto a una de las jóvenes leyendas consagradas del acordeón en los Balcanes, Merima Ključo. Ambas idearon un Kaleš Bre Anđo único e inimitable; sin duda, uno de los más emotivos que se conocen.
También se han dejado embriagar por este tema universal, entre otros, el celebérrimo Goran Bregović, que, como viene siendo habitual en su polémica manera de trabajar, la remozó y retituló (Dreams) para la banda sonora del filme de Kusturica, Arizona Dream (1993).
No obstante, coincidiremos en que la revisión más peculiar (y, por supuesto, menos tradicional) tiene que ver con el homenaje que a esta popularísima pieza quiso brindarle una de las bandas beat con más solera de Croacia, Delfini. Cerrando la cara B del EP del 67 Noćas Kad Si Otišla, que incluía, también, una versión del clásico Gloria, el conjunto se marca un blues sorprendente, mientras la conocida melodía suena de fondo. Impagable, y una muestra más de que Kaleš Bre Anđo es una pieza mítica en los territorios que algún día integraron Yugoslavia.
Es más, otros grupos de rock patrio siguieron, de hecho, los pasos de Delfini, y también se dejaron embrujar por este clásico, entre ellos, los inmensos Azra, o el teclista de Smak y Bijelo Dugme, Laza Ristovski, con una impagable versión sintetizada, editada en el 82.