Por César Campoy.
Amira Medunjanin es una de las máximas esperanzas de futuro de la música tradicional balcánica. Con todo merecimiento, está considerada la voz femenina más importante a la hora de renovar y actualizar la esencia de la sevdalinka. Su destacadísima producción discográfica y sus incontables actuaciones, en diferentes formatos, son una buena muestra. Nacida en Sarajevo, y precursora, junto a figuras como las de Damir Imamović, de la revisión de lo Sevdah, también ha investigado y se ha sumergido en los ritmos de otras zonas de los Balcanes (sobre todo, de la ex Yugoslavia), además de lanzarse a cantar, no sólo en su idioma natal, sino también en otros de la región e, incluso, el ladino.
Dotada de una calidad vocal impresionante y unos variadísimos registros, Amira ha sido capaz de revisar la sevdalinka y posicionarla en pleno siglo XXI a partir de arriesgados trabajos como Amulette (World Village, 2011), en compañía del pianista y productor serbio Bojan Z. Años antes, se dio a conocer para el gran público, precisamente, con este Mujo djogu po mejdanu voda, al aparecer como invitada especial del álbum A Secret Gate (2003, Snail Records), elaborado por los archiconocidos Mostar Sevdah Reunion. Allí, el productor Dragi Šestić, alma mater de la formación, adivinó las posibilidades de una voz sin límites, la de aquella joven que, finalizada la guerra, trabajaba como intérprete para la Comisión Europea, en Sarajevo.

Amira y Šantić, combinación perfecta

A Secret Gate, con Mostar Sevdah Reunion
Apenas dos años después, Šestić y parte de los integrantes de Mostar Sevdah Reunion se ponían al servicio de Amira para registrar su primer larga duración. Rosa (2005, Snail Records), además de recuperar el tema que nos ocupa, rememoraba otras piezas míticas y tradicionales de la región como Zajdi, zajdi, Bogata sam, imam svega o Da sam ptica.
El origen de Mujo djogu po mejdanu voda, así pues, es netamente popular, y se conocen incontables lecturas, tanto de su letra, como de su título. De hecho, es posible encontrar traducciones de éste que van, del Mujo monta su caballo blanco al Mujo va a la ciudad, pasando por Mujo cabalga cruzando el prado. Por supuesto, todos coincidimos en que Mujo es nuestro protagonista y que va a caballo. A partir de aquí, los dobles sentidos y metáforas, como suele ser habitual en este tipo de composición, abundan. A grandes rasgos, podríamos decir que el jinete cabalga cuando, de pronto, Ajka se asoma desde una especie de balcón y le aconseja que se agarre y amarre bien todo, no sea que la rosa que lleva en la faja se eche a perder, y su querida acabe perteneciendo a otro.
En cuanto a la revisión de Amira, es de una desnudez desconcertante. No obstante, la amplitud de su voz basta para que no echemos de menos muchos más artificios. De hecho, uno de los principios del arte de la sevdalinka afirma que todo gira en torno a la voz, que todos los instrumentos se ponen al servicio de ésta e, incluso, que, en una buena ejecución, tan sólo con la voz debería bastarnos.

Rosa, el primer disco de Amira

Sabiéndose la futura Dama de la sevdalinka
En esta ocasión, nuestra protagonista va desgranando los versos que componen el tema (a partir del clásico fin de estrofa que avanza la primera frase de la nueva estrofa), tan sólo arropada por una base de percusión reiterativa, y el mágico acordeón del siempre solvente Mustafa Šantić. Nada más. El ambiente creado, sin embargo, es de una intensidad y emoción evidentes, y suficiente para convertir esta puesta al día de una pieza tradicional en un clásico. Además, precisamente esa desnudez se antoja elemental para comprobar hasta qué punto el grado de afinación de Amira es casi perfecto.
Como ya hemos avanzado, existen diversas versiones de este Mujo djogu po mejdanu voda. No tantas, por otra parte, interpretaciones de altura, ya que, sin duda, nos hallamos ante un tema de difícil ejecución, y que exige un alto nivel de control de la respiración. Reparemos en que es una composición de esencia pausada, y que el cantante ha de alargar palabras y frases. Personalmente, nosotros creemos de justicia recuperar las revisiones de dos gigantes del género: una de las tradicionales que registró Nada Mamula, y la un tanto peculiar, debido a algunos elementos de la instrumentación un tanto desfasados, de Safet Isović. En este último caso, hemos estimado interesante, pese a que la calidad de sonido no sea la ideal, aprovechar la existencia de esta grabación audiovisual en la que Safet canta, en play-back, en un programa de la televisión de Sarajevo.
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