Por César Campoy.
Mostar ha brindado magníficos escritores e intelectuales a la literatura balcánica. Muchos de ellos, sobre todo los que desarrollaron su carrera durante los siglos XIX y principios del XX, además, mostraron abiertamente sus inquietudes políticas en un momento de la historia más que convulso para la región. Nacido en 1879, Osman Đikić es uno de ellos. Poeta imprescindible para entender aquella época, vivió al máximo su breve existencia (murió, en 1912, debido a una tuberculosis) cultivándose como si la vida le fuera en ello y legando una serie de escritos entre los cuales encontramos los textos que gestaron magníficas sevdalinkas como Đaurko mila, Akšam geldi, Ašik osta na te oči, o nuestro Đela, Fato, đela, zlato, una pieza animada que, a lo largo de la historia del Sevdah, ha quedado unida, sin remisión a un Safet Isović que ha recurrido a ella en multitud de ocasiones.
Él mismo fue quien se encargó de liderar, si no la primera grabación que existe, si una de las primeras de las que tenemos constancia. Se llevó a cabo en 1962, y forma parte de los archivos de Radio Sarajevo. En aquella sesión, el célebre cantante contó con la ayuda del incombustible dúo formado por Ismet Alajbegović Šerbo y Jovica Petković, además de por la Tamburaški Orkestar de la radiotelevisión de la capital bosnia. Afortunadamente, en 2007, el sello del ente público audiovisual de Bosnia-Herzegovina recuperó aquella pista merced a un fantástico recopilatorio de Safet (Prvi sačuvani snimci), que reunía casi una treintena de piezas registradas entre 1959 y 1964. Una joya, vamos. En aquella ocasión, los créditos adjudicaban la autoría de la criatura, además, de a Đikić, a Ismet Ćumurija. En 1967 (vía PGP RTB), el propio Isović volvía a atreverse con Đela, Fato (o Đela, Fato, đela, zlato; como prefieran), en una de sus revisiones más conocidas. Formaba parte del epé compuesto, además, por Ti si, draga, Hej, moj jarane y Dilber dika; las tres, de Jozo Penava, a excepción de la primera, también de Zaim Imamović. La música corría a cargo de la Akademski Orkestar Bentbaša de Suad Balta. En aquella ocasión, la autoría de nuestra protagonista era adjudicada a la sabiduría popular.
El título Đela, Fato, đela, zlato podría ser traducido al castellano como Te saludo, Fata, te saludo, oro mío, y su texto es una trabajada declaración de amor: «Ven con tu amado, ven y acuéstate sobre mi corazón. Los pequeños tulipanes y claveles duermen. Hay un aroma a rosas y campanillas, y todo Mostar duerme«. La cosa no queda ahí, ya que va subiendo de tono: «Pon tu cabeza perfumada en mi seno. Te acariciaré y cantaré, mi somnoliento corderito. Quiero acariciarte, y oler tu cabello, besarte y abrazarte hasta que amanezca«. Este poema subidito de tono es interpretado por Safet y compañía con una alegría evidente. La introducción corre a cargo de una animada Tamburaški Orkestar. En cuanto la voz de Isović comienza a sonar, los acordeones de Alajbegović y Petković caminan a su lado. La pieza no tiene mayor misterio. Hablamos de, apenas, ocho compases para una melodía que se repite sin cesar, y que para Safet, que circula con el piloto automático, apenas supone un esfuerzo extra.
Además de Isović, algunos nombres, más o menos reputados, del género también se animaron a cabalgar tan dócil corcel. Sin ir más lejos, Meho Zekić, Nedeljko Bilkić, Zaim Imamović o Slobodan Lalić. En la segunda década del siglo XXI, las dos formaciones (ya separadas) de Mostar Sevdah Reunion también entraron en el estudio para registrar sus correspondientes tributos. La liderada por Nedeljko Kovačević e Ilijaz Delić la incluyó en su elepé 2010 (Croatia Records, 2010), mientras que la dirigida por Dragi Šestić, a partir de uno de sus trabajos más depurados y sensibles, contó con ella para el larga duración Tales from a forgotten city (Snail Records, 2013), un dignísimo homenaje de la formación a su querido Mostar.