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Por César Campoy.

Como el lector ya sabrá, en el universo de la sevdalinka es habitual toparse con piezas de idéntica o parecida melodía, pero diferente letra y título, así como temas en los que existen contados compases calcados. U đul-bašči cumple algunas de esas características. Escucharlo es identificar diversos pasajes sonoros de la historia del Sevdah. Sin ir más lejos, a partir de esos dos compases iniciales que marcan una bajada que podría compararse a la de Grana od bora, pala kraj mora (evidentemente, en otra tonalidad). Nos hallamos, pues, ante una de las piezas más populares del género, que el aficionado verá rotulada de diversas maneras: U đul-bašči, U đul-bašti, U đul-bašči kraj šimšira o U đul-bašti kraj šimšira. De hecho, la artista que hemos elegido para representar tamaña pieza, la inalcanzable Nada Mamula, llegó a grabarla, no solo en diferentes versiones instrumentales, sino, también, rotulables en la carpeta y la galleta del vinilo. La primera de ellas, que a nosotros nos conste, data de 1960. Ese año, la vocalista ya llevaba, prácticamente, una década, entrando y saliendo de los estudios. En esta ocasión, lo hizo en compañía del acordeonista Darko Lukač para registrar un epé (Narodne pjesme iz Bosne, vía Jugoton) compuesto por, precisamente, U đul-bašti kraj šimšira, Evo danas osmi dan, Sinoć ja i moja majka y Pogledaj me, Anadolko.

Otro clásico de la Mamula

Dos años más tarde, bajo el cobijo del sello PGP RTB, Mamula une sus fuerzas, nada más y nada menos que a las del imbatible sexteto de Dušan Radetić. Lo hace para grabar el vinilo que encabeza nuestra protagonista, además de Blago suncu i mjesecu, Mujo đogu po megdanu voda y Ah, meraka u večeri rane. Curiosamente, en esta edición, la canción que nos ocupa está titulada, oficialmente, como U đul-bašči kraj šimšira. No obstante, existe una edición (en la que figura el rostro de Nada en la carpeta), en la cual, tan solo en la portada y contraportada, se sigue utilizando la forma U đul-bašti kraj šimšira. Vendrían nuevas revisiones de una pieza con la que, sin duda, la reina del Sevdah se sentía muy cómoda. Alguna se puede encontrar en los archivos de Radio Sarajevo y, una de las más populares, en el larga duración Nada Mamula (Jugoton, 1971), grabado en compañía de la orquesta nacional de Ratomir Petković.

Deslice la barra y encuentre la diferencia

En la versión que a nosotros nos interesa, suenan percusiones e infinidad de instrumentos (acordeón, vientos, violines en pizzicato), en una introducción cuya línea melódica es una de las más reconocidas del género. Sin demora, entra Nada, como siempre, serena, imperial, modulando con arte ese torrente grave que descoloca al más tranquilo. Asombra la manera en que alarga las frases, y su capacidad de jugar con los constantes y coquetos arreglos que la envuelven, sin descanso. En definitiva, casi tres minutos y medio de buen hacer, y un soplo de aire oriental que reconforta, además, a partir de una letra que huele a romanticismo por los cuatro costados. El título nos avanza el escenario en cuestión: En el jardín de rosas. Allí tiene lugar un duro lamento propiciado por un corazón roto: «Cerca del boj se sienta una bella chica. Coge la rosa y la huele, está esperando a su amado y suspira: ‘Mi querido, dulce cervatillo, ¡que las oscuras noches te maten! ¿Por qué me besaste y, después, mientras era joven, me abandonaste? ¡Robaste mi alma; deja que mis lágrimas te maten!».

Los primeros pasos de Amira

En cuanto a otras versiones de este U đul-bašči, varias son las opciones, ya que intérpretes de primera, segunda y tercera han caído rendidos a sus encantos. En 1977, Lepa Lukić la incluyó en su elepé Lepa (PGP RTB), con la ayuda del matrimonio formado por Radojka y Tine Živković. También Meho Puzić hizo suya, durante una buena temporada, una canción que formó parte del larga duración Bosno moja, de Mersa Miljković (Suzy, 1981). Dos décadas después, tan bella composición abría el estreno sonoro, en solitario, de Amira, Rosa (Snail Records, 2004). La sarajevita, bajo la producción de Dragi Šestić, y con la ayuda de buena parte de la Mostar Sevdah Reunion, planteaba una inmejorable tarjeta de presentación repleta de elegancia y virtuosismo.

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