Igor Božanić: «Las sevdalinkas de Bania Luka tienen un aire más fantástico y arcaico, como si fueran imposibles de alcanzar porque tuvieran vida propia»
El joven artista bosnio está llamado a abrir una nueva senda y una nueva era en la continua evolución del Sevdah en este siglo XXI. Tras varios años sumergido en el pop y el rock, Igor Božanić se topó con los sonidos tradicionales. Desde entonces, ha dedicado su vida a poner su especial sensibilidad al servicio de los ritmos arcaicos, para dotarlos de una nueva dimensión. Tras Runo (Pop Depresija, 2021), ahora presenta Žega, un bello tratado de piezas del folclore de su Bania Luka natal, aderezado con dos bellísimas composiciones propias. Su último disco, registrado en compañía de los hermanos Srđan y Pavle Popov, está condenado a pasar a la historia de la sevdalinka puesta al día porque está rodeado de un halo muy especial. Al charlar con Igor entendemos la razón.
«El término ‘Sevdah noir’ sugiere una interpretación más oscura de la sevdalinka, pero en un sentido más esotérico, casi cinematográfico»
«La sevdalinka es un tesoro que todos podemos y debemos compartir, esta perspectiva es mucho más valiosa que cualquier idea etno-nacionalista»
«Las canciones antiguas protegen al intérprete con la tradición, incluso al expresar las emociones más subjetivas o contemporáneas»
Por César Campoy.
– Se ha utilizado el término ‘Sevdah noir’ para definir tu manera de abordar la música tradicional. Es cierto que, cuando escuchas Žega, acabas sintiendo qué significa esta definición, pero me gustaría que explicaras qué es para ti el universo ‘Sevdah noir’.
– En realidad, el término lo acuñó mi sello discográfico, y mi representante insistió en conservarlo. Me terminó gustando, porque sugiere una interpretación más oscura de la sevdalinka, pero en un sentido más esotérico, casi cinematográfico. Muchas de las canciones de Žega contienen temas oscuros, como la pérdida, el anhelo, la tragedia, incluso visiones, y esos son precisamente los detalles que suelo destacar. Me inspira cómo la gente del pasado representaba e interpretaba estas emociones a través de la canción, y cómo sus elecciones, hechas en circunstancias muy diferentes, siguen resonando hoy en día.
Lo que me fascina es que hoy en día, al menos así lo percibo, al intentar expresar estas cosas, tendemos a caer en lugares comunes y en mucho contenido sin significado. En cambio, las canciones antiguas siempre fueron muy concisas. Incluso cuando trataban temas muy básicos, lo hacían con un gusto y una elegancia increíbles, como si cada verso, cada melodía, se hubiera perfeccionado durante siglos y solo la frase más conmovedora, la imagen más evocadora, la melodía más memorable hubiera sobrevivido de generación en generación.
Dicho esto, no todas las canciones de Žega encajan estrictamente en esta definición más oscura. Por ejemplo, El dragón voló desde Bosnia hasta el Danubio [Zmaj prileti s Bosne na Dunavu] es una historia fantástica que culmina con orgullo, rebeldía e incluso una altivez casi arrogante.
– ¿Cómo llegas a introducirte en el universo del Sevdah? Si no me equivoco, en tus inicios, y durante un tiempo, bajo la marca Sir Croissant, hacías otro tipo de música más pop y en inglés.
– Aunque suene a cliché, el Sevdah llegó a mí de forma muy natural. Incluso cuando componía indie folk y pop casero, siempre sentía la necesidad de terminar mis conciertos con una versión acapela de la sevdalinka Kraj potoka bistre vode. Por las reacciones del público, ya percibía la magia especial del Sevdah, aunque en aquel momento no buscaba conscientemente ese género.
Más tarde, al empezar a escribir en mi lengua materna, esas melodías surgían casi de forma instintiva. Creo que tiene que ver con la propia lengua: nuestra lengua parece buscar esas melodías. A lo largo de las generaciones, se ha desarrollado ese estilo de canto en armonía con nuestra forma de hablar. Esa combinación crea algo único e inolvidable.
A partir de ahí, creció mi interés por el origen de estas canciones, cómo se habían conservado y qué vidas y experiencias las habían influenciado. El Sevdah fue como seguir un camino que siempre estuvo presente en mi trabajo, hasta que se convirtió en lo principal.
– Hablemos un poco del llamado ‘neosevdah’. ¿Vendría a ser una fase más avanzada de lo que se dio en llamar el Nuevo Sevdah, a partir de la obra de gente como Mostar Sevdah Reunion, Damir Imamović, Amira Medunjanin, Halka–Božo Vrećo o Divanhana, o estamos hablando de la misma corriente?
– Sinceramente, no estoy del todo seguro. Supongo que son términos de mercadotecnia o maneras ingeniosas de diferenciar las ideas tradicionales del género de las más experimentales y fusionadas. Pero puedo decir que todo lo que yo y otros nuevos intérpretes de sevdalinka podemos hacer, se debe al camino trazado primero por quienes emigraron en los 90 y empezaron a hacer nuevos arreglos de la música de su tierra natal, rompiendo las reglas por necesidad o inspiración. Luego, ese camino fue desarrollado por los artistas que mencionaste. Es una nueva ola, y solo el tiempo dirá si seguirá evolucionando y si necesitaremos diferenciarla en más olas. Lo que más me importa es que la tradición siga evolucionando y que cada generación encuentre su propia voz.
– Sin duda, la participación de los hermanos Srđan y Pavle Popov es crucial en Žega. Srđan declaró que los dos quedaron enamorados de ti al escuchar tu anterior disco, Runo, y que decidieron que querían trabajar contigo. ¿Cómo se produjo ese contacto? ¿Os conocíais de antes?
– Todo comenzó gracias a nuestra discográfica. Tanto Srđan como Pavle ya habían publicado álbumes con Pop Depresija, y nos conocíamos de vista. La verdadera conexión se produjo gracias a Ivan Lončarević, quien nos presentó. Nos reunimos para tomar un café, intercambiamos algunas ideas y la química fue instantánea.
Ya habían escuchado Runo, y mostraron una gran apertura y curiosidad, lo que hizo que la colaboración fuera muy natural. Lo que más me impresionó fue la rapidez con la que captaron la atmósfera que quería crear, incluso con mis explicaciones, a veces un tanto vagas. Así fue como Žega se convirtió en algo mucho más grande de lo que cualquiera de nosotros podría haber logrado por separado.
– ¿Qué nuevos horizontes y posibilidades has descubierto al trabajar con los hermanos Popov, jóvenes, pero con una experiencia profesional importante y arriesgada? ¿Qué porcentaje de responsabilidad tienen ellos y qué porcentaje tú a la hora de redefinir clásicos tradicionales como Moj behare o Snijeg pade na behar, na voće?
– Fue un proceso muy interesante, ya que estábamos cambiando la ‘apariencia’ de estas canciones. Como ambos hermanos provienen de fuera del mundo de la Sevdah y suelen trabajar en otros géneros, quise destacar su intuición y sus frescas reinterpretaciones armónicas de piezas que todos conocemos tan bien.
Nuestro método de trabajo fue sencillo, pero resultó muy eficaz: grababa las voces completamente acapela, o a veces con un solo acorde sostenido durante toda la canción. Ellos creaban la estructura musical alrededor de esa melodía vocal, componiendo progresiones y armonías completamente nuevas. Después, íbamos al estudio juntos, grabábamos todo y hacíamos los últimos retoques, decidiendo qué conservar, qué añadir y cómo equilibrar todas nuestras ideas para obtener algo nuevo e inspirador.
– Mencionábamos la canción Snijeg pade na behar, na voće, que se ha convertido en una especie de símbolo de reivindicación social, de amor libre e, incluso, sobre los derechos de diversos colectivos. ¿Qué te parece que el Sevdah adquiera esta especie de puesta al día?
– Es un tema muy interesante, en el que pienso mucho. Estoy seguro de que se explorará aún más en el futuro cercano. Muchos intérpretes de Sevdah ya incorporan temas sociales modernos a las antiguas sevdalinkas, y creo que es una combinación muy fructífera.
Cuando reinterpretas frases como «Que cada uno ame a quien quiera» o «¿Te duele el corazón por Bania Luka?» de Put putuje Latif-aga (dos ejemplos muy potentes para mí), se consigue una nueva perspectiva y un nuevo espíritu para estas canciones.
– Enseguida hablaremos de tus dos temas originales, pero, ¿cómo elijes las sevdalinkas que decides reconstruir? ¿Piensas en canciones tradicionales próximas a tu ciudad natal Bania Luka?
– Ese era precisamente el plan. Quería explorar las canciones que se solían cantar en mi ciudad natal y descubrir los vestigios de los cantantes del llamado ‘cuarto barrio’ de Bania Luka. Era casi como una escuela de cantantes que, de muchas maneras, se perdió en la historia, ya sea porque nunca tuvieron la oportunidad de actuar profesionalmente en la radio, o porque la política y los cambios de época hicieron que los olvidáramos y pasáramos por alto su singular talento. En cierto modo, quería revivir su música olvidada, pero también llamar la atención sobre una parte olvidada de la memoria e identidad de la ciudad.
– Háblame, por favor, del proceso de recuperación y reconstrucción de piezas menos populares relacionadas con Bania Luka. Por lo que veo, tuviste en cuenta el trabajo de investigación desarrollado por el etnomusicólogo Vlado Milošević, toda una figura histórica en tu ciudad.
– Mientras investigaba los orígenes de ciertas sevdalinkas, encontré grabaciones del programa de radio de Vlado Milošević, emitido el siglo pasado, que contiene material invaluable sobre los cantantes de Bania Luka. Afortunadamente, gran parte de este material se ha conservado gracias al archivo en línea de Semir Vranić, por lo que debemos estar muy agradecidos. A veces, incluso el menor rastro en internet basta para asegurar que algo perdure.
De ese archivo, seleccioné tres canciones que más me impactaron, no solo por sus melodías, sino también por sus letras, dos de las cuales tienen un carácter casi fantástico, incluso medieval, en la imaginería de sus historias.
Después de elegir las canciones, investigué otras versiones de ellas en diferentes ciudades de Bosnia, así como en Croacia, Serbia y Montenegro. Luego intenté combinar ciertos elementos, creando versiones híbridas, pero basadas en la melodía original de Bania Luka. De esta manera, quise incluir todas las regiones donde se canta la sevdalinka y, por supuesto, enfatizar su universalidad.
– Por cierto, hace poco regresé a BiH, y encontré un ejemplar del libro Banjalučki sevdah u vremenu (2004), de Omer Pobrić. ¿Conocías este libro?
– Sí, he oído hablar de él, y creo que incluso vi algunos extractos en línea, pero no tengo una copia. Si no recuerdo mal, por aquel entonces Pobrić también organizó una velada de Sevdah de Banja Luka en Banski Dvor. Hay un vídeo de ese evento en internet. En aquellos tiempos, iniciativas como esa aún podían llevarse a cabo y conectar con el público de una manera que hoy en día resulta casi imposible.
– ¿Qué diferencia a la sevdalinka de Bania Luka, en comparación con la del resto de territorios de Yugoslavia, o qué la caracteriza?
– Siento que las letras siempre tienen un aire más fantástico y arcaico, como si guardaran cierta distancia, como si fueran inalcanzables porque tuvieran vida propia. Las melodías también son bastante únicas, aunque no estoy del todo seguro si esto se debe a Bania Luka en sí o al talento de los cantantes que las interpretaron.
A veces, ni siquiera suena como una sevdalinka, o nuestra idea de lo que podría o debería ser, sino más bien como una canción folclórica tradicional eslava. Y esto tiene su razón de ser; por eso se definió la ‘ravna pjesma‘ y se distinguió de la sevdalinka.
– Existe un cierto error generalizado a la hora de definir el Sevdah como una música exclusiva de BiH, ¿no crees?
– Estoy totalmente de acuerdo, ¡la sevdalinka es un tesoro que todos podemos y debemos compartir! Valoro mucho que esta perspectiva sea mucho más valiosa que cualquier idea etno-nacionalista que a veces se asocia con este género. Y me alegra que precisamente esta visión inclusiva haya guiado los esfuerzos para preservar la sevdalinka en la UNESCO, enfatizando su importancia cultural más allá de las fronteras y demostrando que su belleza pertenece a todos y puede ser apreciada por todos.
– Por cierto, me parece muy acertado el ritmo de bolero de Moj behare. ¿Cómo se os ocurrió que podría combinar tan bien con este clásico?
– Eso se lo debo a Srđan. Lo escuchó mientras oía la melodía vocal y la idea surgió de inmediato. A partir de ahí, fuimos desarrollando la canción poco a poco, añadiendo algunos elementos electrónicos y el fantástico cuarteto de cuerdas de Pavle. Me encanta la flauta en esa canción, aporta una dimensión clásica al arreglo.
– Las dos canciones que compones tú (junto a Pavle) son los bellos y angustiosos Umij me, more y Bosna. En el primero dices algo así como: «Lávame, mar, hasta blanquear (…) hasta la transparencia. Oh, mar, ¿adónde me llevas? ¿Dónde están los míos?». ¿Cómo surge esa canción?
– En cierto modo, me da cierta reticencia explicarlo, pero la historia es difícil y sigue siendo relevante: la historia de las migraciones forzosas al extranjero, de los intentos fallidos de escapar para tener una mejor vida. En un momento en que muchas de estas historias se publicaban en línea, encontré algunos poemas de mi adolescencia sobre el mar y la familia. Esos versos adquirieron un significado completamente nuevo. Me llevó aproximadamente un año terminar la letra y adaptarla a la melodía que compuse mientras escuchaba innumerables grabaciones de Fairuz. Finalmente lo logré mientras estaba sentada en un pequeño parque en París.
Intenté abordar el tema con el mayor respeto posible, integrando referencias políticas y usando metáforas con cuidado. Es un tema muy delicado, y sinceramente espero que el resultado transmita mi respeto y cariño.
El arpa, interpretada por Mina [Marinković], amiga de Pavle y Srđan, encajó a la perfección. No solo acompaña la voz, sino que actúa como un diálogo con ella. Nos inspiramos en gran medida en la versión de Björk de Like Someone in Love, que también tiene ese diálogo entre la voz y el arpa.
Sometimes,
– Bosna emociona, no solo por tu interpretación vocal, sino también por su letra: «Si tan solo tuviera alas, para poder volar. Alto. Y olvidar. Madre, bésame. Dame un nombre que a todos guste». Tengo entendido que te mueves entre Bania Luka y Belgrado. ¿Qué relación mantienes, en la actualidad, mundana y espiritual, con BiH y con su devenir?
– Actualmente estoy en Liubliana, donde estoy terminando mi máster en estudios franceses, así que viajo frecuentemente entre Liubliana, Belgrado y Bania Luka. Siento que mi relación con Bosnia se intensificó cuando me mudé a Belgrado, al ver desde lejos la realidad en la que vivía (no quiero decir que Serbia esté más avanzada en ese sentido, lo vemos especialmente ahora). Fue entonces cuando desarrollé una relación casi artificial con mi país, o con mi idea de él, que rara vez refleja la realidad: por cada paso hacia adelante, veo uno o dos hacia atrás. Incluso el paisaje de mi ciudad natal ha cambiado, marcado por reinterpretaciones ideológicas de la historia y mensajes de división, sin mencionar la actual realidad social y política a la que la gente se ha vuelto insensible. Es difícil no ser pesimista. Pero quizás esa indiferencia conduzca al menos a algo más pacífico. No lo sé.
Aún así, quise romper con el esquema de una canción patriótica típica y alejarme de las connotaciones habituales. De nuevo, me inspiré escuchando mucha música árabe (de ahí la frase en árabe en la última línea). En esas interpretaciones y canciones sobre la patria, encontré algunas ideas nuevas que rompen con los clichés, que no me resultan desagradables, y me inspiraron para escribir esta canción.
– Intuyo que Pop Depresija también juega un papel importante en ese cambio de rumbo tuyo. De hecho, el sello es el encargado de publicar tu disco Runo (2021). ¿Qué relación mantienes con el sello?
– Estoy muy agradecido a Ivan Lončarević por todo su apoyo. Žega simplemente no habría sido posible sin él, en todos los sentidos. Creo que Pop Depresija es, sobre todo, una fuerza constante que nunca se rinde. Siempre está atento a la buena música y a los artistas en los que realmente cree.
– Runo marca el inicio de esa nueva dirección. Es compuesto y grabado, si no me equivoco, durante la pandemia, en un estudio casero, y con las breves pero interesantes colaboraciones de Darko Ružičić (acordeón) y Ozren Četković (violonchelo). ¿Qué puedes contarnos de él? Es un disco que impacta, no solo musicalmente, sino también a nivel textual, por esa expresión de sentimientos tan auténtica.
– Se grabó en varios lugares: en los apartamentos de mis amigos, en la casa de mis padres en Bania Luka y luego en el apartamento donde me alojé en Belgrado. Se convirtió en un gran proyecto de ‘hazlo tú mismo’. Mirándolo ahora, por supuesto, al principio me da un poco de vergüenza, pero luego valoro el esfuerzo y el tiempo que se dedicó a crear un álbum sin prácticamente ningún equipo ni presupuesto. Desde esta perspectiva, las letras que escribí a los 17, 18 y 19 años me parecen a la vez inquietantes e impresionantes. No creo que pueda volver a escribir así, pero me alegro de que exista y de haberlo grabado.
La incorporación del violonchelo y el acordeón fue una verdadera revelación para mí. Amplió el enfoque de las canciones y abrió un gran espacio creativo. Recuerdo que el acordeonista me preguntó si estaba tocando la melodía de Daleko con la guitarra, porque dijo que la había oído de fondo y la había copiado con el acordeón. Por supuesto, no había una melodía real, solo patrones de arpegios simples, pero la presencia de otra persona que escuchaba las canciones las transformó por completo. Abrió nuevos horizontes sonoros y ayudó a dar forma al resultado final de maneras que no había imaginado. Ahora veo que fue muy indicativo de lo que ocurrió después al crear Žega.
– Hablemos, un poco, de tu estilo. Sorprende muchísimo tu tremenda energía, tu facilidad para expresar tantos sentimientos, pese a que se te ve como una persona delicada y frágil. ¿Cómo eres capaz de combinar estos dos conceptos de forma tan preciosa?
– ¡Muchas gracias! No estoy seguro de cómo explicarlo del todo. Intento concentrarme por completo en la canción y expresarme de forma controlada, sin exagerar. Es un delicado equilibrio entre ensayar y mantener la espontaneidad, para que siempre haya un elemento de imprevisibilidad. Creo que eso es lo que aporta energía y profundidad emocional a mis actuaciones, aunque me equivoqué un par de veces al interpretar estas nuevas canciones, y digamos que quizás sonaban un poco crudas (desafinadas…).
– Si, a alguien que no te conociera, a modo de presentación, yo le dijera que Igor Božanić vendría a ser como si Thom Yorke acabara de enamorarse del universo Sevdah, ¿qué te parecería?
– ¡He oído esa comparación desde que empecé a hacer música! Diría: ¡por qué no! Si despierta interés y curiosidad, todo es bienvenido.
– ¿Te enfrentas de igual manera a dos maneras de entender el arte sonoro y espiritual tan diferentes como el Sevdah, y el pop y el rock?
– Es una pregunta interesante. No hago una distinción estricta entre géneros ni sobre lo que pueden ofrecer. Creo que cualquier tipo de música, ya sea Sevdah, pop, rock o turbo-folk, puede llegar al alma y ser verdaderamente inspiradora. Escucho y disfruto mucho el turbo-folk y a menudo veo fragmentos de Zvezde Granda, para luego escuchar a Cocteau Twins, Big Thief músicas del mundo, Joni Mitchell o pop y música alternativa estadounidense actual. Para mí, se trata de la conexión que crea la música y las emociones que evoca. Creo que deberíamos abrazar todas estas dimensiones de nuestra personalidad y cultura, y simplemente disfrutarlas.
En cuanto a las actuaciones, actualmente siento que la música con raíces tradicionales me resulta más natural y me permite expresar estas emociones con mayor facilidad. Las canciones antiguas protegen al intérprete, como si lo protegieran con la tradición, incluso al expresar las emociones más subjetivas o contemporáneas.
– Por cierto, antes hablábamos de Damir Imamović. Has actuado con él en Belgrado. ¿Mantenéis una relación continua? ¿Te gustaría colaborar con él en algún proyecto especial?
– ¡Acabo de ver a Damir en el festival de mi amigo Tine en Škofja Loka! Tuvimos una buena charla y siempre me ha apoyado. Me encantaría colaborar con cualquier músico de Sevdah, por supuesto.
– Una de las preguntas del millón: ¿Hacia dónde se dirige el Sevdah del siglo XXI? ¿Hechos como su reconocimiento como Patrimonio de la Humanidad pueden ayudar de alguna manera?
– Creo que el Sevdah, en su forma tradicional, sigue vivo, y las nuevas interpretaciones también encontrarán su propio camino. Sin duda, este género musical no desaparecerá, sobre todo ahora que cuenta con medidas de protección. Al fin y al cabo, los grandes éxitos siguen sonando en la televisión, en los hogares, en las fiestas y en las celebraciones. Además, internet y los increíbles archivos en línea, como el tuyo, conservan información valiosa sobre canciones famosas y otras menos conocidas. Estos recursos seguirán inspirando a las nuevas generaciones de artistas, quienes, a su vez, revitalizarán estas canciones, manteniendo viva la tradición y permitiendo que evolucione.
– Háblame de tus planes a corto y medio plazo.
– Pronto recibiremos una primera copia de prueba del vinilo de Žega, así que estamos muy emocionados. Mientras tanto, estamos organizando algunos conciertos en la región y quizás también un vídeo.
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Sevdalinkas: 150 joyas del Sevdah, por César Campoy




