Por César Campoy.
Adentrarnos en la vida y obra de Silvana Armenulić es hacerlo en la de una figura indiscutible del Sevdah, tanto por su impactante voz, como por su vida azarosa y sus arrolladores físico y personalidad. Nacida en la localidad bosnia de Doboj, en 1939, siendo una adolescente se trasladó a vivir a Sarajevo con una de sus tías, tras haber actuado en varios casinos y hoteles de Belgrado. Allí comenzó a cantar en algunos bares, y, pronto, su indudable fuerte personalidad llamó la atención de propios y extraños. Su forma de afrontar la mayoría de las sevdalinkas grabadas e interpretadas, así como su forma de vestir, la convirtieron en una referencia de modernidad del género. Su nombre original era Zilha (y su apellido, Bajraktarević), pero, atraída por la figura de Silvana Mangano, pronto utilizó el de la actriz como marca artística. Considerada como una de las reinas indiscutibles del Sevdah, toda Yugoslavia quedó paralizada al enterarse de la noticia de su fallecimiento, cuando contaba tan sólo 38 años, en un accidente de tráfico en el que también murieron su hermana y el director de orquesta Miodrag Rade Jašarević. A esas alturas, Silvana también se había convertido en actriz, y en una figura pública de primer orden, a partir de su tumultuoso matrimonio con el tenista Radmilo Armenulić.

Ni más ni menos que Silvana
Su carrera profesional comenzó realmente cuando, en uno de esos bares de Sarajevo, el conocido acordeonista Ismet Alajbegović Šerbo le dio su primera oportunidad seria. A partir de ahí, todo vino rodado: Retorno a Belgrado, grabaciones, apariciones en televisión, dúos históricos con figuras como Toma Zdravković… De esta manera, Silvana acabó convirtiéndose en uno de los iconos musicales y visuales más populares de Yugoslavia. Este Kraj potoka bistre vode ha formado parte de la mayoría de los álbumes recopilatorios publicados después de su fallecimiento. Antes de que lo hiciera la propia Armenulić, el tema, de origen tradicional, ya había sido registrado por otra grande del género, Beba Selimović, que, en 1966, vía Jugoton, editó, posiblemente, la versión más conocida de esta triste sevdalinka. Lo hizo a través de un epé que contaba con el inestimable concurso de la orquesta dirigida por el inmenso acordeonista Jovica Petković. Sin duda, la interpretación de Beba hizo justicia a una pieza repleta de angustia, desasosiego y dramatismo.

Beba Selimović, abrigada
Porque este Kraj potoka bistre vode es, ante todo, una verdadera obra de arte sonora, repleta de desazón, que emana tristeza de una manera casi brutal, y en la que muy pocas de las voces que se han atrevido con ella han sido capaces de transmitir tamaño pesimismo. El título podría traducirse como Por una corriente de agua cristalina, y a través de su breve texto, se nos cuenta una sentidísima historia. Se nos habla de que, en ese paisaje descrito, donde el bosque es verde, infeliz y preocupada, una joven aparece sentada. Mientras el arroyo fluye de manera casi silenciosa, nuestra taciturna protagonista llora mientras exclama: «Regresa a mí, joven héroe, mi querido y dulce joven héroe, para que así pueda morir en tu ardiente pecho». Efectivamente, todo un drama, que nos es brindado de manera magistral por una Armenulić que borda una de las interpretaciones más emocionantes que el género recuerda. Una conmovedora introducción orquestal en la que prima un acordeón que, prácticamente llora, da paso al grave registro de una Silvana que va modulando y alargando unos pasajes sonoros acompañados por un fino pero contundente colchón de cuerdas. Entre estrofa y estrofa, un clarinete sigue recordándonos la melodía principal, que se alterna con las intervenciones de una Armenulić serena, pero angustiosamente pesimista. Sin lugar a dudas, se pone en la piel de la protagonista de nuestra historia de manera rotunda. Una segunda transición instrumental, a partir de acordeón, da paso a la tercera y última estrofa. Tras ella, música y voz se apagan dramáticamente. Indudablemente, las cualidades vocales de Silvana cuentan, en esta interpretación, con unos arreglos e intervenciones instrumentales magistrales, cruciales.

Grandes éxitos de la Armenulić
Además de la conocida, mencionada y, considerada «original» interpretación de Beba Selimović, tan dramática creación ha visto a muchos de los mitos de lo Sevdah rendirle homenaje. No es para menos, teniendo en cuenta que, bien afrontada, esta composición es un caramelo que, no obstante, es harto difícil de ejecutar. Entre los nombres más afamados, sin ir más lejos, los de otra de nuestras reconocidas damas, Zehra Deović; la del, también mencionado más arriba, fabuloso acordeonista y director de orquesta Jovica Petković; la singular y prácticamente irreconocible de Damir Imamović Trio, o la de la siempre efectiva Amira, grabada, prácticamente, cuando iniciaba su fructífera carrera musical en solitario.
Para finalizar, eso sí, cometeremos herejía y recordaremos la figura del incomparable Branimir Štulić y sus grandes Azra, una de las bandas capitales del rock yugoslavo. El bueno de Štulić pasó por su peculiar filtro muchas canciones tradicionales del país, entre ellas, algunas sevdalinkas. Éste fue su homenaje al tema que nos ocupa hoy.