Por César Campoy.
El flaco listado de referencias discográficas editadas oficialmente bajo la marca de Emina Zečaj apenas hace justicia a una figura, la de la cantante sarajevita, básica para entender la esencia más tradicional del arte del Sevdah. Afortunadamente, tanto las centenares de grabaciones que figuran en los archivos de Radio Sarajevo, como contadísimos elepés, ayudan y ayudarán a seguir manteniendo vivo el legado de una figura indispensable, que puso voz a muchas de las tonadas inmortales del género. Una de esas referencias, imprescindible en cualquier discoteca especializada, es el vinilo titulado Narodne pjesme iz Bosne(Jugoton, 1975), en el cual la artista aparecía con otro de sus nombres artísticos, Emina Ahmedhodžić Zečaj (otros fueron Emina Alić Zečaj o Emina Ahmedhodžić), y que, bajo la dirección de Drago Trkulja, y el apoyo de la Tamburaški Orkestar RTV Sarajevo y dos de los maestros del saz más universales, Hašim Muharemović y Selim Salihović, se marcaba un soberbio repaso por criaturas tan universales como Oj golube, moj golube, Od kako je Banja Luka postala o nuestro Kaži, Namko, otkud si, pieza ideada por otro grande: Jozo Penava. El maestro de Palež figura, con todo merecimiento en el podio de los instrumentistas, compositores, arreglistas y productores eternos de la sevdalinka, y es de los pocos que ha conseguido colar, muchas de sus creaciones, en los manuales dedicados a detallar himnos eternos del legado sonoro de la región.
Uno de ellos, sin duda, es el que nos ocupa, cuyo título, en castellano, podríamos traducir como Di, Namko, de dónde eres, y al que Emina saca un buen partido, en esta ocasión, a base de una tamburica, como colchón, que acompaña, en su línea melódica, a la inconfundible voz de una Zečaj perfecta, sin dobleces, rezumando esa naturalidad tan propia de ella. En cuanto a otras interpretaciones de Kaži, Namko, otkud si, no le den muchas vueltas. La mayoría de los aficionados al género siempre la relacionarán con aquella primera versión realizada por Zaim Imamović, en 1963 (Jugoton), con la connivencia de la orquesta de Ismet Alajbegović Šerbo. El más que recomendable epé en cuestión, encabezado por el magnífico Sve behara i sve cvjeta(de Zaim y Nikola Škrba), se completaba con la pieza de Penava, Srušila se kula (también de Imamović) y Kaži, druže, bol i jad (de Rade Jovanović). Aquella magna interpretación, a la que poco más se puede pedir, aparecería en posteriores recopilatorios, y lo viene haciendo, en compilaciones actuales del Sevdah, como, ya, uno de los clásicos. Una muestra más de que, para crear joyas imperecederas de la sevdalinka, uno siempre está a tiempo, y estas no han de ser, únicamente, centenarias y de autor anónimo. De hecho, hoy en día, sigue siendo objeto de deseo por las nuevas generaciones. Formaciones como Halkala han llevado al directo, y Elvir Bandić la incluyó en su disco Live in Sevdah (Menart, 2018).