Por César Campoy.
Muchas son las fuentes que localizan los orígenes de esta bella pieza, construida a partir de la repetición de apenas media docena de compases, en la zona de Kosovo, aunque también las hay (menos) que nos trasladan al Sandžak. Nosotros, por nuestra parte, hemos decidido reivindicar la interpretación que de este tema realizó Rizo Hamidović, a mediados de los 80 del siglo pasado, pero antes deberíamos reconocer la figura de una voz que, décadas atrás, rindió merecido homenaje a este Tamna noći, tamna li si, como buena amante de la tradición de Kosovo y Metojia. Nos referimos a Mara Đorđević, cantante serbia de mágico registro, nacida en Rumanía, en 1916, y considerada una pionera a la hora de recuperar el legado sonoro, tanto de la zona apuntada, como de otras regiones como Macedonia. Mara buceó en la memoria musical de sus antepasados, y también reivindicó el legado serbio de Kosovo, mientras se convertía en una de las voces más populares de Radio Skopje, Radio Belgrado y Radio Pristina. En esta última interpretó, nada más ser inauguradas sus instalaciones, a principios de la década de los 40, un Tamna noći, tamna li si que, años después, quedaría registrado en un curioso vinilo editado por PGP RTB, titulado Prizren (una de las principales ciudades de Metojia), en el cual, y bajo la coordinación del músico y arreglista Đorđe Karaklajić, varios artistas y formaciones se marcaban un sentido tributo a los sones locales.
Pero vayamos con Rizo, un habitual de la sevdalinka nacido cerca de Novi Pazar, aunque sarajevita de adopción. En 1980, Jugoton comenzó a promocionar su carrera a partir de diversos sencillos, y pronto se convirtió en un habitual de festivales con solera como el de Ilidža. Además, difundió la música tradicional alrededor del mundo, y giró con los más grandes, porque fueron dos de ellos, Safet Isović e Ismet Alajbegović Šerbo, quienes ejercieron de padrinos suyos tras verlo actuar, una noche, en Belgrado. El propio Safet le invitó a seguir desarrollando su carrera en la capital bosnia, y allí se codeó con la plana mayor del género, se lanzó a componer algunos de sus temas y contó con la colaboración de figuras como Sinan Alimanović. Varios elepés más tarde Hamidović se había convertido en uno de los rostros más populares de la escena musical yugoslava, y se permitía el lujo de rendir pleitesía a la tierra que le vio nacer con el disco Sandžački biseri (Sarajevo Disk, 1988).
Su carrera ha continuado durante el siglo XXI, y, a buen seguro, en la mente de Rizo siempre perdurará Čudna nasta ova godina, su primer elepé, publicado en 1984 por Jugoton, en el cual daba buena cuenta de clásicos como Kiša pada, trava raste, Ja uranih jutros rano o Tamna noći, tamna li si. El disco, producido por Blagoje Košanin, contaba con los arreglos y la dirección orquestal de un Radomir Vanovac que dotó a la criatura de un sonido personal y muy atractivo para el gran público. De hecho, este estilo particular es el que nos ha llevado a seleccionar esta interpretación del tema que nos ocupa como una de las más recomendables. La ambientación creada por Vanovac desprende una personalidad que se mantiene durante todo el disco. En el caso de Tamna noći, tamna li si, el colchón musical que acompaña a Rizo se asienta en una jugosa combinación de percusión e instrumentos de pulso y púa, que acentúa el espíritu oriental de la criatura. Un ambiente en el cual Hamidović despliega una verdadera exhibición vocal, a partir de ese chorro de voz marca de la casa, servido con orgullo y sentimiento, y dándolo todo, como demuestra esa habilidad para alargar las frases finales hasta límites insospechados, para narrar este dramático texto cuyo título podríamos traducir como Noche oscura, tú eres oscura, y que relata, a través de un texto brevísimo, la desesperación de una mujer cuyo esposo pasa todo el día la taberna y, cuando retorna a casa, lo único que trae al hogar es dolor, desesperación y miseria.
Sin duda, la joya que aquí analizamos goza de un poder persuasivo y embrujador incuestionable. El mismo que, durante décadas, ha cautivado a artistas como Hasiba Agić o Nada Mamula. En 1963, en un documento excepcional, unas veinteañeras Zora Dubljević y Radmila Jagodić la incluían con acierto en un sencillo (vía Jugoton) en el que contaban con la colaboración del eterno dúo de acordeones formado por Alajbegović y Petković. Cuatro años después, también con aquella pareja de genios, el maestro Himzo Polovina entraba en los estudios de Radio Sarajevo para registrar una gloriosa revisión. Por si esto fuera poco, en aquella década (1968), la irrepetible Ksenija Cicvarić despistaba al personal a partir de una maravillosa interpretación que, pese a respetar, casi en su totalidad, el texto, era brindada con diferente melodía. Fue en el epé encabezado por Sedam dana i tri noći (Jugoton), bajo la atenta mirada de Dušan Radančević, y con una leyenda en la carpeta que advertía: Canciones de Montenegro y Sandžak.
En las últimas décadas, otros nombres conocidos han seguido manteniendo viva la llama de esta gema. En 1990, por ejemplo, Vasilija Radojčić, pese a la fecha, respetando los orígenes y sin incorporar elementos extraños, la incluyó en su elepé Na uskrs sam se rodila (PGP RTB). Producía Blagoje Petrović y acompañaba y arreglaba Branimir Đokić. Con idéntico equipo, pero vientos más ochenteros, en 1992, Sena Ordagić decidía que Tamna noći, tamna li si debía formar parte del larga duración Moj behare (PGP RTB), mientras que, en 2018, la excelente acordeonista Merima Ključo, junto a Jelena Milušić, tiraban de experimentación sin límites en su variado disco Lume (Croatia Records). Una muestra más de que esa composición sigue cautivando a quien se acerca a ella. Izvor, una agrupación musical serbia de Vranje (cerca de la frontera con Kosovo), especialista en recuperar sones de los Balcanes, la han convertido en uno de sus himnos más destacados.
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