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Por César Campoy.

Posiblemente nos hallemos ante una de las sevdalinkas más pegadizas y sencillas que existen. Menos de diez compases y cinco frases tienen la culpa de que esta canción de cortejo y picardía esté considerada un clásico en cualquier celebración que se precie, y una invitación al buen rollo festivo. Preferiblemente, la interpretación ha de ser en dúo mixto. De hecho, así ha venido siendo durante décadas, ya que a este Hajde, dušo, da ašikujemo se han enfrentado, cara a cara, combinaciones tan míticas como las de Nada Mamula y Predrag Gojković Cune, Hanka Paldum y Meho Puzić, Zaim Imamović y Beba Selimović o (la que nos ocupa) la misma Beba en compañía de Safet Isović. Eso sí, de la mayoría de esos encuentros (y otros muchos), apenas existe documento oficial editado discográficamente. Tendremos que recurrir, o bien a especiales televisivos, o bien a los venerados archivos de Radio Sarajevo. Es el caso de la versión que hemos elegido para ilustrar tan festiva pieza, desmenuzada, con alegría y maestría, por Beba y Safet, dos elementos capitales en la popularización de la sevdalinka y, que en esta ocasión, flotan sin problemas merced a la ayuda brindada por la orquesta de tamburicas de la emisora de la capital bosnia.

Beba y Safet, en sus tiempos mozos

Todos ellos unen sus fuerzas para interpretar una de las versiones más rememoradas de este viejo tema, conocido en buena parte de la región, cuyo título podríamos traducir como Ven, cariño, vamos a flirtear. El texto apenas tiene misterios, porque tampoco ha de tenerlos. El diálogo es el esperado: Que si cómo lo haremos cuándo no podamos, que si yo te enseñaré, que si cómo me vas a enseñar, que si guiña un ojo… El juego picarón invita a la sonrisa, y, mucho más, si lo combinamos con una melodía fácil de memorizar, en la cual el pulso y la púa, con su agudo trémolo, añaden frescura. Como mandan los cánones, entran las cuerdas, pizpiretas, virtuosas, y dan paso a ese esperado intercambio de enamorados dardos entre Isović y Selimović, que se muestran dignos, aunque excesivamente académicos.

Halka y Božo

Por lo que respecta a otras interpretaciones de esta melodía, hemos de tener en cuenta, antes, que es posible que nos topemos con una composición de idéntica línea instrumental, pero diferente letra. Se trata de Tekla rijeka potokom i jazom, y, sin ir más lejos, la registró, junto a la misma Tamburaški Orkestar sarajevita, el maestro Himzo Polovina, en 1973. En esa misma época, los hermanos Ilija y Marko Begić, originarios de la Posavina, publicaban un epé, vía Glas Komuna, encabezado por una Hajde, Jelo, da ašikujemo, que es una buena muestra de los derroteros musicales de la zona, basados en un peculiar e impactante juego de voces. Por otra parte, nuestra pieza también había aparecido en un curioso recopilatorio publicado por el sello neoyorquino Request Records. Su título: 40 Favorite yugoslavian melodies / 40 Cuvene jugoslovenske melodije. La música era cosa de la Srpski Koncertni Orkestar, dirigida por Vladimir Prević. Muchas décadas después, en 2013, la Halka de Božo Vrećo se estrenaba con un brillante elepé homónimo (via Gramofon), repleto de frescura e instantes de virtuosismo. Su revisión de Hajde, dušo, da ašikujemo, sin duda, apoyada en el maravilloso registro vocal de su líder y los arreglos del teclista Adis Sirbubalo, se convertía en uno de los platos fuertes de la criatura.

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