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Por César Campoy.

Ocho compases y un puñado de notas vuelven a ser suficientes para dar forma a una pieza movida y pegadiza, habitual de saraos diversos, y una de las tonadas más celebradas de la región. Probablemente, la primera muestra sonora de este Zvijezda tjera mjesecadate de 1950, y sea la interpretada, con una fuerza inusitada, por uno de los pioneros surgidos en la década de los 40 del siglo pasado. Hablamos de Ibrahim Ašćerić, y aquella grabación, publicada en shellac por Jugoton, incluía en su cara B el Razbolje se zlato neharato. Acompañaba, al acordeón, Ismet Alajbegović Šerbo. Tres lustros después, esta vez bajo los auspicios de la otra columna vertebral (junto a Ismet) de la Orquesta Nacional de la radiotelevisión pública, Jovica Petković, era Mile Petrović quien volvía a atreverse con tan agradecida pieza. Volvía a editar Jugoton, en este caso, en formato de vinilo y epé. Mandaba Oj djevojko, pod brdom y le seguían, además de nuestra protagonista, Oj golube, ne padaj mi na maline y Hvalio se žuti limun. En aquel momento, Mile ya llevaba unos cinco años brindando material al personal. Sin ir más lejos, en 1960, dentro de la popular serie Pjesme iz Bosne, había publicado un vinilo comandado por el Prođoh Bosnom kroz gradove de Dragiša Nedović, que completaban temas de este y de un, por entonces, joven Rade Jovanović. No fue la única referencia de Petrović que vio la luz aquel año. En una promoción brutal, al menos hay referencia de cuatro discos más compartidos, entre otros, con el dúo de acordeones de los hermanos Petković o Zaim Imamović (el Na obali Drine). La buena aceptación de su adaptación del Zvijezda tjera mjeseca hizo que, en 1971, la versión apareciera en el recopilatorio colectivo Pokraj grada Sarajeva: Bosanske narodne pjesme i kola.

Mile, satisfecho.

El poder de esta revisión, sin duda, reside en el empuje que muestra desde el primer segundo. La introducción instrumental es coronada, como en las transiciones, con un imperial clarinete. De inmediato, entra Mile con ese registro dulce y levemente agudo. Pasea por las notas de manera ágil, sin mostrar el más mínimo signo de debilidad. Detrás, los acordeones despliegan, modestos, sus alas protectoras mientras, otra vez, el travieso clarinete viene y va para, en la recta final, marcarse una vistosa y gloriosa virguería. Se consuma, así, la mágica ceremonia que regala, al oyente, un tema que podríamos traducir como La estrella persigue a la luna. Por lo visto, ambas llegan hasta la cima de una montaña. Allí, una joven lava su cara blanca. «Dame un poco de agua con esas blancas manos«, se escucha. La respuesta es, casi, inmediata: «Amor, ni una sola gota te voy a dar; ¡que tu alma se evapore, por lo que ocurrió anoche! Lo que ocurrió anoche y la manzana roja. ¡Le estás dando las rojas a otra, y a mí me estás dando las podridas; que sea tu alma la que se pudra!«.

El dúo dinámico.

En cuanto a otras interpretaciones, efectivamente, son incontables las revisiones, en todas las épocas, de Zvijezda tjera mjeseca. En serio, podríamos recorrer, prácticamente, todas las décadas, desde mediados del siglo pasado hasta hoy en día recuperando homenajes sonoros: De Silvana Armenulić a Mersa Miljković, pasando por la Vokalni Ansambl PrijateljiSlobodan LalićNada TopčagićIbrica JusićMuhamed MujkanovićNedžad SalkovićHanka PaldumBora DrljačaDivanhanaMeho PuzićMostar Sevdah Reunion o Ljubiša Pavković. Variadito, ¿no? Nosotros nos quedamos, sin ir más lejos, por el llevado a cabo, prácticamente a la vez que Mile, por un dúo de altura: Safet Isović y Zaim Imamović. Publicaba PGP RTB aquel epé de cuatro temas que contaba con la presencia, a los acordeones, de Ratomir Petković y su conjunto. Una gozada. El propio Zaim publicaría su propia versión en solitario, muy a la altura de la compartida. Tampoco podemos olvidarnos de la magistral adaptación que, en 2001, brindó a la humanidad el contrabajista serbio Nenad Vasilić. Fue en su imprescindible disco Folk songs, grabado en Graz y producido por el propio artista, verdadero maestro a la hora de mezclar tradición y jazz. Por cierto, a finales de 2024, los propios Mostar Sevdah Reunion celebraban sus 25 años de carrera con el disco Bosa Mara (Snail Records). En él, volvían a rendir pleitesía a este clásico.

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