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Por César Campoy.

Enfrentarse a este tema, a primera vista, no es fácil. Eso sí, una vez que uno es capaz de sumergirse en él puede llegar a resultar maravilloso. Formalmente, es una sevdalinka, prácticamente, pura y dura. Las cuatro estrofas que la componen (no existe estribillo), han de interpretarse de una manera totalmente cadenciosa y contenida (en cuanto al tempo), pero, a la vez, firme y enérgica (en cuanto a la resolución). Dicho tempo es todo un reto para el intérprete, que debe aguantar las notas constantemente, en un ejercicio de control increíble.

A todo color

A todo color

Nuestra protagonista en esta ocasión, Zora Dubljević, ejecuta este Sjećaš li se djevo bajna de manera soberbia. Sin atisbos de duda. Nacida en Sarajevo, se licenció en Derecho a la vez que demostraba su pasión por el Sevdah desde muy pequeña. Como muchos otros artistas del género, recibió la ayuda, en su proceso de formación, de una entidad cultural universitaria sarajevita muy conocida, la Sociedad Slobodan Princip Seljo, y a principios de los 60 ya se había convertido en una habitual de las famosas sesiones de Radio Sarajevo. Tras firmar con el sello Jugoton, se convirtió en la primera artista en conseguir un disco de oro en Bosnia-Herzegovina.

Sjećaš li se djevo bajna es un tema tradicional, que Zora registró para incluirlo en un epé publicado por Beograd Disk en 1968. El vinilo iba encabezado por Utješi Me Sejo Mila, y la nuestra era la segunda composición de la primera cara. A esas alturas de la película, la Dubljević ya había grabado varios discos pequeños, desde aquel primer Oj, Mjeseče Bekrijo del 62, bajo el amparo del inconfundible compositor y músico Ismet Alajbegović Šerbo. En esta ocasión se encomendaba a la Orkestar Spase Beraka, o lo que es lo mismo, una de las formaciones que el famoso intérprete, compositor y arreglista Spaso Berak, dirigió en sus muchos años de carrera musical, en los que ofreció sus servicios a innumerables artistas yugoslavos. De hecho, dos de los temas que integran el epé que nos ocupa, llevan la firma de Berak: el que da título al disco, y Doviđenja.

Un vinilo sin desperdicio

Un vinilo sin desperdicio

Ambos, orquesta y vocalista, construyen una revisión que, como ya hemos avanzado, se inscribe dentro de los cánones de la sevdalinka. Acordeones e instrumentos de vientos sirven de cobertura para que Zora desgrane una interpretación que huele a melancolía. Las estrofas, espeluznantemente mimadas (el dominio de la respiración es clave) encuentran su consuelo en transiciones instrumentales, y así se inicia un constante duelo, hasta desembocar en un final, eso sí, poco vistoso que, no obstante, queda compensado con el intenso dramatismo de una letra que, como buena sevdalinka que se precie, tiene un claro componente amoroso. El título de esta pieza podría ser traducido por ¿Recuerdas, bella chica?, y en ella, a un enamorado le vienen a la cabeza aquellos gloriosos días en los que aquella pareja saboreaba una juventud repleta de inocentes abrazos. El obsesionado amado se dirige continuamente a aquel amor: que si «tú me dijiste que me amabas«, que si «yo pensé que el camino hasta la tumba lo haría, sólo, contigo«. El final no deja de ser un poco confuso, pero todo parece apuntar a que aquello, como suele suceder en muchos de los textos relacionados con el Sevdah, no terminó muy bien.

Es posible que una de las versiones más populares en Yugoslavia sea la que la conocidísima dama de la canción Hanka Paldum grabó en 1986 para su disco Bolno srce (algo así como Corazón dolorido). Un auténtico éxito en su momento, en el que la siempre imponente Hanka vuelve a brindarnos una lección de poderío, arropada, tan sólo, por el sonido de acordeones. Interpretación contundente, aguantando el tipo en las frases, y exhibiéndose sin complejos mientras se recrea modulando las posibilidades de su voz. También realizó su revisión de turno la gente de Mostar Sevdah Reunion que, a través de su dilatada discografía, prácticamente no ha dejado escapar ninguna de las sevdalinkas más populares. Con Sjećaš li se djevo bajna se atrevieron en su disco Emina, publicado por Buybook en 2007. Como ha venido siendo habitual en esta formación, de lo que se trata es de basarse en el original para construir una pieza que lleve impreso el sello de la banda. Con el tema que nos ocupa, el resultado es ciertamente intimista.

Hvala lijepo: Dzana.

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